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Enfermedades infecciosas / Gripe y resfriados
¿Por qué enfermamos más en ciertos momentos del año? La ciencia detrás de las enfermedades estacionales
18 de junio 2025
Tiempo estimado de lectura: 4m
Mujer resfriada

GettyImages

A lo largo del año, muchas enfermedades infecciosas tienden a surgir con más fuerza en ciertas temporadas o estaciones, por ello, se las conoce como estacionales.
Incluyen desde enfermedades respiratorias, como gripe o virus sincicial respiratorio (VSR), hasta transmitidas por vectores, como dengue o malaria, aunque también hay casos gastrointestinales, como gastroenteritis o norovirus.
Los expertos explican que distintos factores influyen en la estacionalidad de este tipo de enfermedades infecciosas:

Factores ambientales

Temperatura y humedad: muchas bacterias y virus sobreviven mejor en climas fríos y secos. Por ejemplo, el virus de la gripe conserva su envoltura lipídica (capa de grasa que lo recubre y protege) con mayor estabilidad a bajas temperaturas, lo que lo hace más contagioso. Además, el aire seco favorece que las partículas virales permanezcan más tiempo en suspensión en ambientes cerrados.
Radiación ultravioleta: en verano, la radiación ultravioleta del sol daña el material genético de virus y bacterias, impidiendo que se repliquen. Este efecto desinfectante natural reduce la viabilidad de los patógenos tanto en el aire como en las superficies.
Condiciones que favorecen a los vectores: en regiones tropicales y subtropicales, el clima cálido y la humedad elevada crean condiciones ideales para la reproducción de vectores como los mosquitos, responsable de enfermedades como el dengue, Zika y chikungunya.

Comportamiento humano

Durante las temporadas de frío tendemos a pasar más tiempo en espacios cerrados. Esto facilita la transmisión de enfermedades debido a una menor ventilación, mayor proximidad entre las personas y tiempo de exposición.
A su vez, este tipo de hábitos limitan la exposición a la luz solar, disminuyendo la producción de vitamina D, un nutriente esencial para el buen funcionamiento del sistema inmunitario.

Ritmos biológicos

Investigaciones recientes muestran que la expresión genética del sistema inmunitario varía con las estaciones. En invierno, aumentan los genes asociados a la inflamación y la defensa antiviral, posiblemente como una respuesta adaptativa frente a la mayor circulación de patógenos respiratorios.
En verano se observa una mayor actividad de genes relacionados con la inmunorregulación, la proliferación celular y procesos metabólicos. Esto sugiere un perfil inmunitario más "calmado" o equilibrado, con menor inflamación sistémica.

¿Por qué algunas enfermedades circulan todo el año?

Aunque muchas enfermedades infecciosas muestran una clara estacionalidad, no todas siguen este patrón. Existen múltiples razones por las que ciertos patógenos circulan de forma más constante a lo largo del año, sin depender tanto del clima o de factores estacionales.
Esto puede deberse a la forma de transmisión, el entorno geográfico e incluso las características biológicas del propio virus o bacteria:
  • Crónicas o persistentes: la hepatitis B o el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), por ejemplo, no presentan un patrón estacional ni relación con el clima
  • Transmitidas por vectores en zonas ecuatoriales: donde las condiciones climáticas se mantienen constantes (alto calor y humedad), este tipo de enfermedades pueden circular todo el año
  • Emergentes como la COVID‑19: aún no siguen un patrón estacional claro. Si bien hay picos en invierno, circulan continuamente y dependen más de variantes y coberturas de vacunación que del clima

¿Cómo prevenirlas?

Aunque no siempre se pueden evitar por completo, hay muchas formas de reducir el riesgo de contagiarse o propagar enfermedades estacionales:
  • Vacunación anual: es la herramienta más eficaz contra algunas de las principales enfermedades estacionales: gripe, VSR, COVID, tos ferina, o neumococo. La vacunación es especialmente útil para personas mayores de 60 años, y no solo es una herramienta de protección individual, sino que reduce la circulación de patógenos en la comunidad, protegiendo a quienes no pueden vacunarse
  • Lavado de manos frecuente: esto es especialmente útil contra virus gastrointestinales, como el norovirus
  • Ventilación de ambientes: reduce la concentración de partículas virales en espacios cerrados
  • Evitar contacto cercano con personas enfermas: especialmente durante picos estacionales
  • Uso de repelente y eliminación de criaderos de mosquitos: muy útil en zonas endémicas de enfermedades como el dengue
Además de las medidas básicas de prevención, es importante no ignorar síntomas persistentes, consultar los calendarios de vacunación y reforzar los cuidados en grupos vulnerables como niños y adultos mayores.
Este artículo fue producido por Tomás Vicente, periodista especializado en Salud.
Fuentes consultadas: Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE. UU., Organización Panamericana de la Salud, estudios científicos.
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