La
depresión situacional es un tipo de depresión que se desencadena por un evento de vida específico y altamente estresante: puede ser la pérdida del empleo, una ruptura amorosa o la muerte de un ser querido.
Esta forma de depresión suele durar menos que otros tipos de depresión y suele mejorar una vez que el evento estresante ha pasado, o ha pasado el tiempo. Sin embargo, si el evento estresante es grave o prolongado, la depresión situacional puede convertirse en una afección crónica.
La depresión situacional se produce tras un desencadenante. Este desencadenante, o factor estresante, suele presentarse como un cambio importante en la vida al que es difícil adaptarse o aceptar. Los desencadenantes de la depresión situacional pueden incluir:
Muerte o enfermedad de un ser querido
Problemas financieros
Pérdida del empleo
Mudanza
Enfermedad o lesión personal
Agresión física
Discriminación o abuso verbal
Problemas de pareja, como separación o divorcio
Jubilación
La depresión suele caracterizarse simplemente como tristeza. Si bien la depresión situacional generalmente incluye una tristeza profunda, también presenta
muchos otros síntomas que pueden manifestarse con distintos niveles de gravedad:
Cambios en el apetito
Disminución de la energía o fatiga
Dificultad para concentrarse o recordar
Dificultad para tomar decisiones
Sentimiento de desesperanza, culpa o inutilidad
Llorar con frecuencia
Irritabilidad
Moverse o hablar más despacio
Cambios de humor
Tristeza persistente que dura más de dos semanas
Inquietud
Pensamientos de suicidio o muerte
Ansiedad o preocupación constantes
Dolores inexplicables que no disminuyen con el tratamiento
La depresión situacional no es lo mismo que la
depresión clínica.
Si se experimentan síntomas de depresión situacional, es importante consultar con un profesional de salud mental. El profesional puede ayudar a determinar la causa de los síntomas y recomendar opciones de tratamiento adecuadas, como terapia o medicamentos.
Tips que
ayudan a superar la depresión situacional:
El primer paso es reconocer que se está viviendo una etapa de depresión
Buscar ayuda profesional, e incluso de pares que estén pasando por una situación similar (es importante saber que uno no está solo)
Atreverse a hablar de la experiencia de vida que disparó la depresión situacional, en profundidad
Cuidar la dieta y tratar de hacer ejercicio
Buscar nuevas actividades que entusiasmen
Cuidarse a uno mismo (más de lo habitual, o comenzar a cuidarse)
Fuentes consultadas: estudios científicos, University of Maryland Medical system, Northeast Health Services, UC Berkeley.