La apnea del sueño es una afección en la que la respiración se interrumpe temporalmente durante el sueño, estas pausas pueden durar varios segundos e incluso minutos. Existen dos tipos principales:
Apnea obstructiva del sueño: es la más común, y ocurre porque los músculos de la garganta se relajan excesivamente y bloquean las vías respiratorias
Apnea central del sueño: ocurre porque el cerebro no envía señales adecuadas a los músculos que controlan la respiración
Se
estima que la prevalencia mundial de apnea del sueño varía entre 711 y 961 millones de personas, de las cuales entre 272 y 458 millones tienen apnea del sueño de moderada a grave. Estas variaciones dependen de los criterios de puntuación utilizados por la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño (
AASM).
Otro aspecto que los profesionales destacan es que esta afección suele pasar desapercibida, incluso durante años, ya que sus síntomas no siempre son evidentes mientras se duerme. Aunque suele diagnosticarse por sus efectos durante el descanso, algunos
síntomas claves pueden advertirnos de que algo no está bien:
Ronquidos fuertes
Sentirse extremadamente cansado durante el día, incluso después de haber dormido varias horas
Despertarse frecuentemente durante la noche
Dificultad para concentrarse
En casos más graves, dolor en el pecho o problemas de memoria
Por qué ocurre y cómo tratarla
Las causas de la apnea del sueño pueden variar, pero algunas son más comunes que otras. La obesidad es uno de los factores más importantes, ya que el exceso de peso puede aumentar la presión sobre las vías respiratorias.
La edad también juega un papel importante, debido a que a medida que envejecemos los músculos de la garganta tienden a relajarse con mayor facilidad, lo que aumenta el riesgo de obstrucción.
También presentan un mayor riesgo quienes tienen antecedentes familiares de apnea del sueño, y fuman o consumen alcohol en exceso.
Afortunadamente, la apnea del sueño es tratable. En muchos casos, se recomienda comenzar con cambios en el estilo de vida para reducir la gravedad de los síntomas, como perder peso, dejar de fumar o reducir el consumo de alcohol.
Para aquellos que sufren una apnea obstructiva grave existe un dispositivo llamado CPAP (presión positiva continua en las vías respiratorias) que puede ser de gran ayuda, ya que mantiene las vías respiratorias abiertas mientras se duerme. Incluso algunas personas pueden beneficiarse de dispositivos dentales que reposicionan la mandíbula para evitar las obstrucciones.
En casos más severos, se pueden considerar intervenciones quirúrgicas para corregir los bloqueos en las vías respiratorias.
Es importante comprender que, si no se trata correctamente, la apnea del sueño puede aumentar el riesgo de desarrollar problemas más graves:
Este artículo fue producido por Tomás Vicente, periodista especializado en Salud.
Fuentes consultadas: Academia Estadounidense de Medicina del Sueño (AASM), Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), Clínica Mayo, The Lancet.