La carrera por desarrollar medicamentos para bajar de peso data de los años 30, cuando se comenzó a utilizar la anfetamina con ese fin. Pero su capacidad de generar adicción hizo que la ciencia la dejara de lado.
La verdadera revolución de los medicamentos anti‑obesidad llegó en el siglo XXI, cuando en 2021 la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA)
aprobó una droga llamada semaglutida, comercializada bajo el nombre de Wegony, para bajar de peso. La semaglutida se había aprobado previamente en 2017 bajo el nombre de Ozempic para el manejo de la diabetes tipo 2.
Aunque ambos fármacos son en esencia lo mismo, gracias a una feroz campaña de marketing, Ozempic paso a ser literalmente una estrella de Hollywood: famosos comenzaron a postear en las redes sociales cómo esta droga los estaba ayudando a bajar de peso.
En teoría
se deberían utilizar en personas con obesidad, con un
índice de masa corporal (IMC) superior a 30, o en aquellos con un IMC de 27 o más con afecciones preexistentes como hipertensión, diabetes o colesterol alto. Pero las personas los están utilizando para solo “perder unos kilos o libras”.
Estos medicamentos reducen el apetito y hacen más lento el vaciado del estómago, por lo que las personas sienten menos hambre y comen menos. Pero pueden causar algunos efectos secundarios desagradables, y otros que se han ido documentando.
Algunos de ellos:
El tratamiento con medicamentos como Ozempic requiere un compromiso de por vida, ya que la interrupción de la medicación suele provocar un aumento de peso.
Los pacientes pueden sufrir efectos secundarios no solo estomacales. También náuseas, reflujo, calambres abdominales, vaciamiento gástrico retardado y estreñimiento, que pueden afectar la capacidad o voluntad de continuar el tratamiento.
El alto costo de medicamentos como Ozempic, aproximadamente $1.200 dólares al mes en Estados Unidos, supone una barrera financiera para muchas personas, lo que puede limitar el acceso a esta opción de tratamiento, o abandonarlo abruptamente. (En ese país usualmente las aseguradoras no los aprueban fácilmente).
También un extraño efecto facial conocido como “rostro de Ozempic”, provocado por la rápida pérdida de peso.
La grasa facial cumple una función protectora y afecta la estética y elasticidad facial. La pérdida de peso puede provocar cambios dermatológicos y encogimiento porque la grasa que estira y amortigua la piel ya no está en su lugar.
La piel del rostro también pierde su capacidad de retraerse después de un episodio de pérdida de peso rápida debido a la reducción de los niveles de elastina y colágeno, que son esenciales para la integridad estructural.
Como resultado, las personas que toman Ozempic pueden presentar los siguientes
síntomas faciales:
Aumento de los signos del envejecimiento, como más líneas y arrugas
Pérdida de grasa, que puede hacer que la piel se vuelva flácida y flácida
Aspecto consumido
Lipodistrofia, que afecta la forma en que el cuerpo acumula y almacena la grasa
La nueva generación de medicamentos
A la luz del éxito de Ozempic y Wegony, al momento hay alrededor de
15 drogas que están en distintas etapas de ensayos clínicos y aprobaciones para luchar contra el sobrepeso y la obesidad.
Cumplen las mismas funciones orgánicas de provocar sensación de saciedad, pero podrían comercializarse bajo distintas formulaciones.
Mientras tanto, la mejor opción es siempre hablar con el proveedor de salud, para un plan de acción saludable contra la pérdida de peso que incluya una buena nutrición y actividad fisica.
Fuentes consultadas: UC Health, FDA, Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia, Medical News Today.