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Enfermedades digestivas / Cáncer
¿Es peligroso comer pollo? Qué dice la ciencia y cómo cuidarte
16 de mayo 2025
Tiempo estimado de lectura: 3m
Patas de pollo asadas

GettyImages

Un reciente estudio ha generado preocupación entre profesionales de la salud y la comunidad científica, ya que encontró que consumir más de 300 gramos de carne de ave por semana podría estar asociado con un mayor riesgo de mortalidad por todas las causas y un leve aumento en la incidencia de cánceres gastrointestinales.
Estos resultados parecerían contradecir investigaciones anteriores que posicionaban al pollo como una de las proteínas animales más saludables. Sin embargo, antes de eliminar el pollo de tu dieta, es importante poner estos datos en contexto.
El estudio no consideró variables clave como el nivel de actividad física, el origen del pollo, ni los métodos de cocción o el consumo de alimentos procesados.
Esto ha llevado a varios expertos a llamar a la cautela, resaltando que no se puede establecer una relación causal directa entre el pollo y el cáncer sin más evidencia.

Cómo consumir pollo de manera saludable

Si bien estos nuevos hallazgos resultan interesantes para profundizar en los efectos del pollo sobre la salud, este alimento sigue siendo una fuente de proteína magra, rica en nutrientes y baja en grasas saturadas. Por ello, la clave se encuentra en elegirlo y prepararlo adecuadamente para aprovechar sus beneficios al máximo:
  • Elige pollo sin procesar: evita productos como fiambres, nuggets o salchichas de pollo, que suelen contener conservantes, sodio y aditivos poco saludables.
  • Opta por métodos de cocción saludables: hornear, cocer al vapor o asar sin grasa añadida es preferible a freír o cocinar a la parrilla a altas temperaturas, ya que estos últimos métodos pueden generar compuestos químicos asociados al cáncer.
  • Modera la cantidad: una porción saludable ronda los 200 gramos semanales (esto sería aproximadamente una porción del tamaño de la palma de tu mano). El exceso, incluso de alimentos saludables, puede traer consecuencias si no se equilibra con otros factores del estilo de vida.
  • Combina con vegetales y fibra: acompañar el pollo con verduras y cereales integrales puede mejorar la digestión, aportar antioxidantes y reducir el impacto de compuestos potencialmente dañinos.

¿Qué otras opciones existen?

Ampliar las fuentes de proteína es clave para una dieta completa. Algunas alternativas saludables al pollo incluyen:
  • Pescados grasos como salmón o sardina:
    son ricos en omega‑3, beneficiosos para el corazón y con efectos antiinflamatorios.
  • Legumbres (lentejas, garbanzos, porotos):
    aportan proteínas, fibra y minerales esenciales.
  • Huevos y lácteos bajos en grasa:
    excelentes aliados para la salud si se consumen con moderación.
  • Proteínas vegetales como tofu, tempeh o seitán:
    tal vez más desconocidos, pero ideales para quienes buscan reducir el consumo de carne sin perder aporte proteico.
Como sucede en todo lo relacionado con la nutrición, el equilibrio es más importante que las prohibiciones. El pollo no debe ser eliminado de tu dieta, pero sí repensado dentro de un contexto de alimentación variada y consciente.
Recuerda, la clave está en la calidad del alimento, su preparación y el estilo de vida en su conjunto. Para no correr ningún riesgo, consulta con un nutricionista o profesional de la salud que te ayude a desarrollar un plan de alimentación ideal para tu situación.
Este artículo fue producido por Tomás Vicente, periodista especializado en Salud.
Fuentes consultadas: Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE. UU., Instituto Nacional del Cáncer, estudios científicos.
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