Las enfermedades respiratorias graves son cada vez más frecuentes:
Durante los confinamientos relacionados con la pandemia de COVID‑19, no solo se frenó la propagación de esta enfermedad. También se redujo el número de otras infecciones respiratorias transmisibles (persona a persona, infecciosas), ya que los estudiantes se quedaron en casa, las oficinas cerraron sus puertas y las mascarillas se convirtieron en una imagen pública habitual.
Ahora que las sociedades se han abierto de nuevo, las infecciones respiratorias no relacionadas con el COVID‑19 (por ejemplo, aisladas resfriados comunes, gripe, neumonía) están aumentando a un ritmo muy acelerado.
El rápido aumento de estas enfermedades se debe a que las personas estuvieron esencialmente unas de otras durante un par de años, lo que dio lugar a niveles más bajos de inmunidad y ahora que los niños han vuelto a la escuela, y los adultos a su trabajo como a acontecimientos sociales sin llevar una mascarilla, existe una mayor susceptibilidad a las enfermedades.
Este repunte de las enfermedades respiratorias infecciosas ha sido tan repentino que en algunas partes del mundo se están produciendo altas tasas de gripe, otras infecciones respiratorias (por ejemplo, VSR) y COVID‑19, de forma simultánea.
Y estas infecciones respiratorias pueden ser tan peligrosas y mortales como la que causa el COVID‑19. Por ejemplo, en América Latina y el Caribe (ALC), más de 400,000 personas son hospitalizadas cada año por complicaciones derivadas de la gripe, de las cuales 36,500 fallecen.