En muchas regiones latinoamericanas, el picante tiene raíces culturales profundas y se ha transmitido por generaciones como parte esencial de la experiencia gastronómica.
Esta presencia tan arraigada ha hecho que sus efectos sobre la salud, y particularmente sobre el sistema digestivo, sean el eje de numerosos trabajos e investigaciones. ¿Puede el picante causar daño al estómago? ¿tiene propiedades beneficiosas?
Los expertos han analizado cómo la capsaicina, una sustancia presente en los chiles o pimientos picantes, interactúa con nuestro cuerpo generando efectos que van desde la estimulación del apetito hasta posibles propiedades antiinflamatorias.
Se
ha estudiado su potencial para reducir la incidencia de úlceras gástricas asociadas al uso prolongado de medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINEs), debido a su capacidad para estimular la producción de moco gástrico y aumentar el flujo sanguíneo.
Además,
investigaciones más recientes señalan que la capsaicina podría modular la microbiota intestinal, es decir, influir positivamente en las bacterias que habitan nuestro intestino y contribuir al equilibrio digestivo.
¿Es peligroso el picante?
Es importante destacar que los efectos del picante no son universales. La tolerancia a la capsaicina varía según factores genéticos, la dieta habitual o el estado del sistema digestivo de cada persona. En individuos con gastritis o enfermedad por reflujo gastroesofágico, por ejemplo, incluso pequeñas cantidades de picante pueden desencadenar síntomas molestos.
También
se ha observado una relación entre el consumo habitual de comidas picantes y la aparición del síndrome del intestino irritable, especialmente en mujeres que consumen alimentos picantes más de 10 veces por semana.
Incluso se halló que en
estudios controlados, la infusión de capsaicina directamente en el intestino delgado provocó síntomas como distensión, náuseas y dolor abdominal en personas sanas, sugiriendo que la hipersensibilidad al picante no es algo inusual.
Qué hacer para evitar complicaciones
El picante, y particularmente la capsaicina, tiene efectos complejos sobre el sistema digestivo: puede ofrecer beneficios como la protección gástrica y la modulación de la microbiota, pero también provocar molestias si se consume en exceso o en personas sensibles.
Como en muchos aspectos de la nutrición, la clave se encuentra en el equilibrio, la moderación y el conocimiento de las propias respuestas del cuerpo. Por ello, intenta:
Introducir el picante de forma gradual a tu alimentación si no estás acostumbrado, para mejorar la tolerancia sin forzar al sistema digestivo
Acompañar los alimentos picantes con otros que suavicen su efecto, como arroz, pan o lácteos
Optar por preparaciones caseras, donde puedas controlar el nivel de picante y evitar aditivos irritantes
Observar cómo reacciona tu cuerpo tras consumir comida picante
Evitar el exceso de comida picante si ya tienes problemas digestivos
Consultar a un profesional si experimentas síntomas frecuentes o severos tras el consumo de comida picante
Con una alimentación consciente podrás disfrutar de su sabor sin poner en riesgo tu salud digestiva.
Este artículo fue producido por Tomás Vicente, periodista especializado en Salud.
Fuentes consultadas: Clínica Mayo, Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales, estudios científicos.