Sistema inmune, ¿qué se sabe realmente de él? 

23 mar. 2022

Sistema inmune, ¿qué se sabe realmente de él?

Tiempo de lectura: 6 minutos

Sistema inmune o sistema inmunitario. Se escuchan estas dos palabras casi constantemente, al hablar de COVID-19, del VIH, y de otras infecciones. Sabemos que se trata de un guerrero que batalla sin cesar por mantener a las personas libres de enfermedad, que puede fortalecerse o debilitarse dependiendo de factores específicos. Pero ¿qué es realmente el sistema inmune y cómo funciona? 

El sistema inmunitario no es algo que se pueda tocar o que, por ejemplo, un cirujano pueda palpar con sus manos en una intervención quirúrgica; se trata de una extensa red que involucra a órganos, células y tejidos, que tiene como objetivo proteger al organismo. Es un sistema que impacta en casi todos los aspectos de la biología humana, tanto en la salud como la enfermedad. 

Alguna vez definido como el prisma que revelaba la evolución humana, el desarrollo natural del sistema inmune permitió que las personas comenzaran a poder “defenderse” de infecciones simples gracias a la inmunidad natural. 

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El concepto de esta inmunidad natural luego de haber estado expuesto a un patógeno existe desde la Antigua Grecia del siglo V a.C. El historiador Tucídides escribió sobre personas que se recuperaron de la peste que asolaba Atenas en esas décadas. Estos individuos, que ya habían contraído la enfermedad, se curaron y quedaron “inmunes” o “exentos”.  

El primer intento conocido de inducir intencionalmente inmunidad contra una enfermedad infecciosa fue en el siglo X en China, donde la viruela era endémica. Pero la historia indica que el doctor Edward Jenner fue el primero en desarrollar una vacuna contra la viruela, en los Estados Unidos a finales del siglo XVIII. 

Desde el desarrollo de aquella primera vacuna contra la viruela, la ciencia ha estado develando las distintas capas del sistema inmune, iniciando la era de la inmunidad adquirida a través de vacunas, las drogas inmunosupresoras o las terapias basadas en proteínas para vencer a las enfermedades autoinmunes. 

Órganos y tejidos

Las principales partes del sistema inmune son: 

  • Los glóbulos blancos. Se producen en la médula ósea y son parte del sistema linfático. Están alrededor de todo el cuerpo, buscando a invasores externos (en estos días el coronavirus que causa COVID-19 es el más popular). Si los encuentran, inician el ataque para destruirlos. 
  • Los anticuerpos. Son proteínas que también ayudan a combatir sustancias extrañas, como virus y bacterias. Identifican el antígeno en la superficie del germen y lo convierten en el blanco del sistema inmunitario. Son como francotiradores que apuntan al microorganismo que debe destruirse. 
  • El sistema complementario. Es un sistema de plasma y proteínas que lideran una reacción en cadena cuando se detecta un germen extraño. Algo así como el compañero de batalla de los anticuerpos. 
  • El sistema linfático. Es como un red de tubería que recorre todo el organismo y que cumple múltiples funciones, entre ellas destruir a los gérmenes para que no se reproduzcan en el organismo, “organizando” a los glóbulos blancos y enviándolos en masa contra el agente agresor. 
  • El bazo. Este órgano liso y esponjoso, del tamaño de un puño pequeño, ubicado en la parte superior del abdomen, contiene glóbulos blancos llamados linfocitos que, a su vez, generan anticuerpos. El bazo también mantiene limpio a todo el sistema, filtrando la sangre y destruyendo glóbulos rojos viejos o dañados. 
Mujer sentada en la mesa del comedor sonándose la nariz mientras está rodeada de medicamentos para el resfriado
  • Las amígdalas y las adenoides (vegetaciones). Al estar estratégicamente localizadas en la garganta y las fosas nasales, estos tejidos atrapan al agente patógeno apenas entra al cuerpo impidiéndole que avance, y contienen células inmunitarias que los destruyen. 
  • El timo. Este pequeño órgano en la parte superior del pecho produce células T, que combaten infecciones. También ayuda a que cierto tipo de glóbulos blancos maduren. Estos glóbulos tienen la tarea de “recordar” al germen que intenta invadir al organismo, para que sea más fácil combatirlo la próxima vez. 
  • La médula ósea. Se trata de una máquina industrial, un tejido esponjoso ubicado dentro de algunos de los huesos, que fabrica miles de millones de glóbulos rojos, plasma y una variedad de glóbulos blancos cada día. Luego los libera al torrente sanguíneo. 
  • La piel y membranas mucosas. La piel es la primera línea de defensa del sistema inmune. Produce aceites y otras células que protegen al organismo de gérmenes, y los expulsan incluso antes de que logren entrar. Las membranas mucosas contienen enzimas que están literalmente en todas partes, lágrimas, saliva, mucosas e incluso en los fluidos vaginales. Estas membranas defienden al organismo y destruyen gérmenes. 

Aunque no son estrictamente parte de la lista oficial de miembros del club inmunitario, el estómago y los intestinos contienen una cantidad importante de bacterias buenas que combaten a las que son dañinas, por lo que se los considera “miembros honoríficos” del sistema inmunitario. 

¿Por qué el sistema inmune se ataca a sí mismo?

Su enorme presencia a lo largo del organismo, en los lugares más recónditos, hace que el sistema inmune esté altamente expuesto tanto a afecciones que lo impactan como a generar él mismo sus propios males. El más sorprendente: cuando se ataca así mismo 

Un sistema inmunitario saludable defiende al cuerpo contra enfermedades e infecciones. Pero si el sistema inmunitario funciona mal, ataca por error a las células, tejidos y órganos sanos. Llamada enfermedad autoinmune, estos ataques pueden afectar cualquier parte del cuerpo, debilitando la función corporal e incluso poniendo en peligro la vida. 

Los científicos conocen más de 80 enfermedades autoinmunes. Algunas son bien conocidas, como la diabetes tipo 1, la esclerosis múltiple, el lupus y la artritis reumatoide, mientras que otras son raras y difíciles de diagnosticar.  

Debido a enfermedades autoinmunes poco frecuentes y conocidas, los pacientes pueden sufrir años hasta obtener un diagnóstico adecuado. La mayoría de estas enfermedades no tiene cura. Algunas requieren tratamiento de por vida para aliviar los síntomas. 

Las autoinmunes afectan a más de 24 millones de personas solo en los Estados Unidos. La incidencia de algunas de estas enfermedades es alta entre los hispanos en los Estados Unidos y en Latinoamérica, por ejemplo, el lupus entre las latinas. Las mujeres en general tienen de nueve a diez veces más probabilidades que los hombres de desarrollar lupus.  

Los investigadores no saben con certeza qué causa la enfermedad autoinmune, pero varias teorías apuntan a un sistema inmunitario hiperactivo que ataca al cuerpo después de una infección o lesión. Se sabe también que hay ciertos factores de riesgo que aumentan las posibilidades de desarrollar trastornos autoinmunes, como la genética, el sobrepeso, el tabaco o ciertos medicamentos. 

No obstante, sobre la base de lo que se sabe hasta ahora, hay muchas cosas que una persona puede hacer para mantener saludable al sistema inmune, entre ellas: 

  1. No fumar 
  2. Estar al día con todas las vacunas 
  3. Comer una dieta saludable que incluya muchas frutas y verduras. 
  4. Perder peso o mantener un buen índice de masa corporal 
  5. No beber o hacerlo con moderación 
  6. Dormir bien 
  7. Hacer ejercicio 
  8. Controlar el estrés 

En todos los casos, siempre hable con su médico sobre las mejores opciones para su salud y bienestar.

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