20 dic. 2017

La Cura a Través de la Gratitud

¿Ser agradecidos nos hace más sanos?

Si hicieran falta más motivos para ser agradecidos, aquí citamos otro: la gratitud no solo nos hace mejores personas sino que además mejora la salud física y mental.

Expresar agradecimiento puede ser una de las formas más simples de sentirse mejor. La gratitud ayuda a las personas a sentir emociones más positivas, disfrutar de buenas experiencias, enfrentar la adversidad y construir relaciones sólidas. Es lo que sabemos hasta ahora.

Pero en los últimos años se han realizado varios estudios clínicos que van más allá de la psicología positiva y la relación entre la gratitud y una felicidad mayor y consistente. Ser agradecidos también ayudaría a bajar la presión sanguínea, mejorar la defensa natural del cuerpo contra las infecciones y ayudar a dormir bien.

Una investigación realizada en la Escuela de Medicina de la Universidad de California, en San Diego, encontró que las personas que se sentían agradecidas  tenían una mejor salud cardíaca y un ritmo cardíaco más saludable.

"Descubrimos que una mayor gratitud en ciertos pacientes se asociaba con un mejor estado de ánimo, mejor sueño, menos fatiga y niveles más bajos de biomarcadores inflamatorios relacionados con la salud cardíaca", explicó el autor principal  Paul J. Mills, PhD, profesor de medicina familiar y salud pública.

El estudio involucró a hombres y mujeres que habían sido diagnosticados con insuficiencia cardíaca asintomática (estadio B) durante al menos tres meses. La etapa B consiste en pacientes que han desarrollado una enfermedad cardíaca estructural (por ejemplo tuvieron un ataque cardíaco que dañó el corazón) pero no muestran síntomas de insuficiencia cardíaca (dificultad para respirar o fatiga). Esta etapa, dice Mills, es una ventana terapéutica importante para detener la progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida dado que los pacientes en estadio B tienen un alto riesgo de progresión a insuficiencia cardíaca sintomática (estadio C), donde el riesgo de muerte es cinco veces mayor.

Mediante pruebas psicológicas, los investigadores obtuvieron puntajes de gratitud y bienestar espiritual y los compararon con niveles de depresión, calidad del sueño, fatiga, autoeficiencia (creencia en la capacidad de uno para manejar una situación) y los niveles de inflamación, en esos pacientes. Concluyeron que el puntaje de gratitud más alto estaba asociado con un mejor estado de ánimo, un sueño de mayor calidad, más autoeficiencia y menos inflamación.

Otros casos

Dos psicólogos, el Dr. Robert A. Emmons de la Universidad de California, en Davis, y el Dr. Michael E. McCullough de la Universidad de Miami, realizaron varias investigaciones  sobre la gratitud. En un estudio, pidieron a todos los participantes que escribieran algunas frases cada semana, enfocándose en temas personales.

Un grupo escribió sobre cosas que ocurrieron en la semana y por las cuales estaban agradecidos. Un segundo grupo escribió sobre malestares diarios o cosas que les había provocado algún disgusto, y el tercero escribió sobre hechos que los habían afectado, sin énfasis en que fueran positivos o negativos. Después de 10 semanas, aquellos que escribieron sobre la gratitud fueron más optimistas, se sentían mejor acerca de sus vidas, fueron más activos y tuvieron menos visitas a los médicos en comparación con aquellos que se enfocaron en la fuente de sus males.

Varios estudios en la última década han aportado evidencia de que las personas que conscientemente cuentan las cosas buenas recibidas tienden a ser más felices y estar menos deprimidas.

Hay investigaciones sobre cómo la gratitud puede mejorar las relaciones entre las parejas. Demostraron que las personas que se tomaron el tiempo para expresar gratitud por su pareja no solo se sintieron más positivas hacia la otra persona sino que también sinteron que era más fácil expresar sus preocupaciones sobre la relación.

¿Qué es la gratitud y cómo se cultiva?

La gratitud es un reconocimiento de lo que recibimos, tangible o intangible. Las personas sentimos y expresamos gratitud de muchas maneras. Cuando recuperamos recuerdos positivos del pasado, por ejemplo; en el presente, no adjudicando lo bueno solo a la buena suerte, y en el futuro, al mantener una actitud esperanzada y optimista. Nos ayuda a enfocarnos en lo que tenemos en lugar de hacerlo en lo que nos falta. Y, aunque puede parecer una práctica trivial al principio, ese estado mental se fortalece con el uso y la práctica.

Al agradecer, no solo aceptamos lo bueno en nuestras vidas, sino que  admitimos que la fuente de esa bondad yace, al menos parcialmente, fuera de nosotros mismos.  Este es un aspecto importante: “Se trata de reconocer que otras personas nos han hecho regalos grandes o pequeños para ayudarnos a conseguir la bondad en nuestras vidas”, dice el Dr. Emmons, quizá uno de los científicos que más ha estudiado el papel de la gratitud.

Sin duda, se trata de una experiencia que debemos compartir y también cultivar en los demás, sobre todo en nuestros hijos, para que sean más sanos. ¿Cómo hacerlo? Los niños pueden decir gracias sin importar si lo experimentan profundamente. Finalmente cumplen con los buenos modales y las expectativas sociales.

“Eso ayuda, pero no alcanza para construir relaciones sociales fuertes, estar satisfechos con la vida y mejorar el bienestar psicológico y la salud en general. Ser agradecidos es mucho más que un comportamiento, es una experiencia interna”, dice la doctora Andrea Hussong, psicóloga especializada en estudiar cómo ciertas interacciones entre padres e hijos pueden fomentar la gratitud.

La clave para criar niños agradecidos, dice Hussong, es ser su modelo, y ayudarlos a conectar el acto de agradecer con los sentimientos, en el camino a la madurez emocional. La experiencia de la gratitud, como cualquier otra habilidad, puede requerir práctica, reflexión y tiempo.

En estos días de fiestas y regalos y pensando en las resoluciones para el nuevo año, reflexionemos en familia sobre esos otros regalos que hemos recibido y en cómo hemos sido apoyados y afirmados por otras personas en el camino de la vida.  Será una forma de gozar del espíritu festivo y bajar el nivel de estrés.

Fuentes consultadas:
The Greater Good Science Center at the University of California, Berkeley; Biblioteca Médica de los Estados Unidos. Institutos Nacionales de Salud; American Psychological Association: “A Grateful Heart is a Healthier Heart”; Harvard Mental Health Letter: “In praise of gratitude”

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