Tradicionalmente, la primera línea de acción para superar la dificultad para dormir, en especial su forma más frecuente, el insomnio, es el uso de medicamentos de venta libre, como la melatonina. Ahora, especialistas consideran una
terapia psicológica como una manera no invasiva y eficaz para superar este problema.
La
terapia cognitivo‑conductual (TCC) es una de las formas de psicoterapia más comunes y mejor estudiadas. Se trata de la combinación de dos enfoques terapéuticos: la terapia cognitiva y la terapia conductual.
Esta terapia ayuda a las personas a tomar conciencia de sus patrones de pensamiento negativos o inexactos y a modificarlos. A diferencia de muchas psicoterapias tradicionales, la TCC no se centra en descubrir el origen del problema de la persona. En cambio, se enfoca en cómo los
patrones de pensamiento influyen en las emociones y la conducta.
Al modificar estos patrones, las personas pueden gestionar mejor sus emociones y cambiar su comportamiento, y aprenden a afrontar de forma más realista y eficaz los problemas y el estrés de su vida. El mal dormir es uno de ellos
para millones de personas.
Una de las principales herramientas de esta estrategia es ayudar al paciente a identificar y modificar aquellas creencias o pensamientos que impactan de manera negativa en su capacidad para dormir bien. Es decir, empodera a la persona a eliminar esas ideas o pensamientos negativos y aquellas preocupaciones del día que la mantienen en vela durante la noche. Esta sería la parte cognitiva de la terapia.
La otra parte de la terapia, el trabajo conductual, guía al paciente en la modificación de hábitos para prevenir aquellas conductas que llevan a una mala calidad del sueño. Y, luego, a crear nuevos hábitos que mantengan un buen sueño de manera consistente.
Estos desarrollos pueden llevar seis u ocho sesiones de terapia, dependiendo del paciente. La tarea posterior es en casa, a la noche y en la habitación. Entre
los hábitos que llevan a una mejora notable del sueño, la Clínica Mayo y
otras entidades médicas resaltan que los proveedores de salud deben discutir con sus pacientes las combinaciones de los siguientes:
Cambiar la rutina. Está comprobado que establecer un horario constante para dormirse y para levantarse ayuda a mejorar el sueño.
Establecer límites para el sueño. Acostarse en la cama mientras se está despierto puede volverse un hábito que deriva en problemas de sueño. Si no se puede conciliar el sueño, se recomienda levantarse, leer un rato en el sofá o hacer una rutina de meditación. No se recomienda dormir más para equilibrar el haberse dormido tarde. Cuando se mejore la calidad del dormir, la cantidad de horas irá mejorando.
Modificar ciertos hábitos del estilo de vida. Fumar, tomar bebidas con mucha cafeína o beber demasiado alcohol impactan de manera negativa en el sueño. No hacer actividad física en forma regular también puede incrementar estos problemas. Se ven resultados notables cuando comienzan a modificarse estos hábitos.
Mejorar el medio ambiente en el cual se duerme. Crear un espacio cómodo para dormir, manteniendo una habitación sin ruidos o con sonidos neutros que ayuden a dormir y a mantenerse dormido, es esencial. Se debe mantener el espacio oscuro o con luz muy tenue, sin relojes a la vista ni dispositivos electrónicos.
Aprender técnicas de relajación. Estas técnicas ayudan a calmar la mente y el cuerpo. Algunas de ellas son la meditación, la visualización dirigida y la relajación muscular.
Mantenerse pasivamente despierto. Este método ayuda a estar despierto en la cama, pero sin pensar en aquellas cosas que impiden el sueño. Eliminar mentalmente las preocupaciones ayuda a relajarse y hace que quedarse dormido sea más fácil.
Es una realidad que la TCC para tratar los problemas del sueño lleva más tiempo y esfuerzo personal. Pero los expertos la ven como una estrategia alternativa a la medicación sobre la que siempre cierne la sombra de poder crear dependencia y tener efectos secundarios, uno de ellos, el impacto en la lucidez a lo largo de la jornada posterior a consumirlos.
Además, la TCC aborda las causas del insomnio, una estrategia de exploración del problema más profunda que los medicamentos, con lo cual muestra resultados más duraderos a largo plazo.
Esta historia se produjo utilizando contenido de estudios o informes originales, y de otras investigaciones médicas y fuentes de salud y salud pública, destacadas en enlaces relacionados a lo largo del artículo.