Uno de los primeros pensamientos que surgen cuando vemos a una pareja que lleva años casada y se ve feliz es: ¿cómo lo logran? Con una mezcla de sana envidia y curiosidad, intentamos dilucidar el misterio detrás de esa armonía, para, por supuesto, aplicarlo a nuestros propios vínculos.
Y, al parecer, la respuesta es simple y está al alcance de nuestras manos. En medio de las tensiones de la vida misma y de las relaciones, un estudio sugiere que el secreto de los matrimonios felices está en un acto tan simple como dar las gracias.
La gratitud que un cónyuge siente por el otro sienta las bases de un matrimonio sólido y feliz. Ésta fue la conclusión de un estudio de la Universidad de Georgia, para el cual los investigadores entrevistaron a 468 personas casadas, a las que les preguntaron sobre sus finanzas, su vida en general y si le expresaban gratitud a sus parejas.
Para sorpresa de los científicos, la principal señal de la calidad del matrimonio fue la gratitud. "Sentirse valorado influye directamente sobre cómo uno se siente con la pareja", dijo el profesor Ted Futris, coautor del estudio y profesor en el Centro de Investigaciones sobre la Familia y los Consumidores de esa universidad. El autor principal, el profesor Allen Barton, agregó que esto demuestra “el poder de dar las gracias".
Un punto interesante, para los que están teniendo problemas en sus relaciones, es recordar algo que también observó esta investigación: aún en medio de situaciones negativas, dar las gracias, mostrar agradecimiento, ofrece una luz de esperanza.
En los últimos años, varios estudios han destacado el valor de la gratitud, no solo para fortalecer nuestras relaciones más profundas, como puede ser el matrimonio, un vínculo padre‑hijo, o una amistad. Recordarle al otro que es alguien valioso para nosotros no solo genera un lazo más sólido, sino que nos aporta una enorme tranquilidad espiritual. El gesto funciona de manera positiva tanto para el que recibe el "halago" como para nosotros mismos.
Qué es la gratitud
La gratitud es la herramienta mental que utilizamos para recordarnos las cosas buenas. Es una lente que nos ayuda a ver esas cosas cotidianas que no aparecen en nuestras listas de problemas que deben resolverse. Es un foco de atención a través del cual resaltamos —y se lo hacemos saber— a las personas que nos ofrecen las cosas buenas de la vida.
Es como un marcador fosforescente con el cual destacamos con agradecimientos a esos componentes de nuestras vidas que de otra manera serían invisibles, como una buena esposa o esposo, tener salud, tener pan en nuestras mesas, tener buenos amigos, un buen trabajo, hijos que son buenas personas porque supimos educarlos bien. Una buena vida.
Cómo ser personas agradecidas
Expresa gratitud hoy. Si sientes que no le has manifestado suficiente gratitud a tu esposa o esposo, todavía estás a tiempo. Nunca es tarde para comenzar. Dícelo, agradece un gesto, una comida, un momento, el hecho de compartir la vida juntos.
Di gracias por escrito. Aunque pareciera que el papel se está alejando de nuestras vidas, todavía emociona recibir una carta, o una tarjeta, que simplemente diga "Gracias". Es un gesto bello, romántico, y perdurable: seguramente esa tarjeta permanecerá en una agenda, un libro o una gaveta por años.
Verbaliza tu agradecimiento. No des por hecho que saben que estás agradecido. Muchas veces pensamos que el agradecimiento está implícito, y por eso no lo hacemos explícito. Dile que te sientes agradecido o agradecida por tenerla o tenerlo como pareja.
Desarrolla el hábito de expresar gratitud. Es común pensar que la otra persona "sabe lo que sentimos por ella". Sin embargo, podemos estar equivocados y la ausencia de esta comunicación puede generar desazón o dudas en el otro. Agradecer ayuda a consolidar sentimientos profundos que sientes por la otra persona. Y, además, hace feliz al otro, razones suficientes para expresarlo en voz alta.
No eres frágil porque agradeces. Ciertas personalidades pueden sentir que expresar agradecimiento es demostrar fragilidad. Simplemente no es así. La persona que puede expresar agradecimiento a su cónyuge, en especial con el paso de los años, no solo demuestra amor, sino también interés en que esa relación perdure de manera armoniosa y saludable. Y la media naranja se sentirá valorada o valorado.
No agradezcas solo en los aniversarios. Otra práctica común es expresar agradecimiento por compartir la vida con tu esposa o esposo solo en un cumpleaños o un aniversario de bodas. Agradecer debe ser una práctica cotidiana. El agradecimiento debe formar parte de la vida diaria. Eso generará una atmósfera positiva, incluso en momentos difíciles.
Sí, agradécele a tu esposo si lava los platos/o a tu esposa si hace un arreglo de carpintería. Agradecer no debe formar parte de la batalla de los sexos. Cualquier gesto que indique que el cónyuge está ayudándote, aliviando tus tareas, es motivo de agradecimiento.
Observa qué sientes si tu cónyuge está de viaje. Joni Mitchell solía cantar que "no sabes lo que tienes hasta que se ha ido". Si te cuesta agradecer, porque no es un hábito que hayas practicado con frecuencia, fíjate que sientes cuando el cónyuge está lejos por trabajo, o por algún evento. Quizás en ese lapso de tiempo en el que está lejos, te des cuenta lo mucho que tienes para agradecer. Y cuando vuelve... ¡dícelo!
Enséñale a tus hijos a agradecer. Saber agradecer no está en los genes, pero sí es algo que se aprende y se puede transmitir de padres a hijos. Desde chiquitos, ellos pueden aprender a decir gracias, a entender que hay muchas cosas en la vida por las que vale la pena decir gracias. Eso los ayudará a ser mejores personas, y tal vez a ser más agradecidos con sus propias parejas.
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