Para muchas personas, comer saludable significa comer alimentos orgánicos cada vez que sea posible. Esto implica pagar un poco más en la mayoría de los casos. ¿Realmente tiene sentido? Hasta ahora se sabe que aparte de limitar su exposición a los pesticidas, hay pocas evidencias concluyentes de que los alimentos orgánicos sean más saludables.
Sin embargo, los alimentos orgánicos crecen en popularidad y los supermercados, aún los más pequeños, les ceden cada vez más espacio. Alrededor del 83% de los estadounidenses compra alimentos orgánicos al menos parte de las veces, según la Organic Trade Association (OTA). Esa proporción, seis años atrás, era del 30%.
El adjetivo orgánico forma parte de nuestro vocabulario desde hace mucho tiempo, pero todavía genera preguntas tales como qué tipo de producto es, si es beneficioso o no, por qué es más costoso, o simplemente si conviene consumirlo.
¿Qué es un producto orgánico?
Los alimentos orgánicos, y otros ingredientes con el mismo sello, se cultivan sin el uso de pesticidas o fertilizantes sintéticos. Tampoco se utilizan en ningún paso de la cadena de producción organismos modificados genéticamente o radiación. Los animales criados en granjas orgánicas que producen carne, huevos y lácteos no consumen antibióticos ni hormonas de crecimiento.
No es una tendencia nueva. Comenzó a principios del siglo XX, como una reacción de los granjeros a un creciente uso de productos sintéticos en la crianza de animales y en el cultivo del suelo.
A estos agricultores muchas veces se los llama "verdes", porque cultivan productos orgánicos enfatizando el uso de recursos renovables y la conservación del suelo y el agua, para mejorar la calidad del medio ambiente para las generaciones futuras. Así lo explica un documento del Programa Nacional Orgánico del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), que se fundó en 1990 para darle un marco legal a esta producción.
En Latinoamérica, la tendencia data de mediados del siglo pasado. En 2014, había en la región 300,000 productores orgánicos. Los países que generan más productos con este sello son Argentina, Uruguay y Brasil.
En los Estados Unidos, antes que un alimento reciba el sello de "orgánico", inspectores del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) visitan los campos y granjas para cerciorarse de que los productores están siguiendo todos los pasos necesarios para que el alimento sea bautizado con ese nombre.
Por la gente y por el planeta
La pregunta que se hacen muchos consumidores es si realmente vale la pena comprar alimentos orgánicos. Desafortunadamente no hay una sola respuesta, porque depende mucho de cada individuo.
La evidencia de que son más saludables todavía es débil. Hay productos en los cuales el hecho de ser orgánicos tiene un mayor impacto. Rápidamente podemos concluir que los productos agrícolas que se pelan antes de comer tendrán menos residuos de pesticidas, así que tiene más sentido gastar el dinero en las fresas orgánicas que en los plátanos o aguacates orgánicos.
Hay personas que consumen alimentos orgánicos porque los consideran más saludables. Otras, porque apoyan una filosofía ambientalista y natural: consideran que menos pesticidas y radiación en cultivos y animales es no solo mejor para la salud de los seres humanos sino también para el suelo y para todo el planeta.
Comprando productos orgánicos, los consumidores apoyan a granjeros que cuidan el planeta y protegen sus recursos naturales.
¿Son más caros? A veces sí. ¿Por qué? A diferencia de los granjeros tradicionales, los productores de alimentos orgánicos no reciben subsidios federales, y suelen ser pequeñas compañías que tampoco tienen los beneficios de los agricultores industriales. También los tiempos de producción son distintos: más extensos y con un trabajo más artesanal, lo que encarece un poco el producto. Pero no siempre son diferencias de precio significativas.
Consumer Reports, la organización dedicada a proteger a los consumidores, elaboró una lista de productos en base a por qué puede ser bueno consumir productos orgánicos y cuáles :
Frutas y vegetales:
¿Vale la pena consumirlos? Sí, mucho
La razón: para evitar la exposición a residuos de plaguicidas a largo plazo. Enjuagar frutas y verduras en su forma convencional no reduce efectivamente los residuos de pesticidas que quedan entre hojas verdes, semillas o cáscaras. Los productos orgánicos no se tratan con fertilizantes o pesticidas sintéticos.
Aves de corral:
¿Vale la pena consumirlos? Sí, bastante
La razón: para evitar comer animales cuya alimentación está cuestionada por el uso de antibióticos, algo que las aves de corral orgánicas no reciben. El uso sistemático de antibióticos en los animales de granja ha aumentado la resistencia de las bacterias, a tal punto que vuelve inútiles medicamentos vitales. Además, a las aves orgánicas no se las alimenta con basura de aves de corral (una mezcla de excrementos, desperdicios y plumas) o con medicamentos con arsénico. Si bien es cierto que algunos animales de granjas orgánicas sí presentan cierta contaminación con bacterias, en general no son bacterias resistentes a antibióticos.
Carne de res:
¿Vale la pena consumirlos? Sí, bastante
La razón: las carnes rojas de ganado criado de manera orgánica tampoco reciben antibióticos. Los animales básicamente comen pasto, lo que hace que sus carnes sean más magras. En los Estados Unidos así como o en países que importan carne de granjas orgánicas, el empaquetado tiene una etiqueta que dice “American Grassfed Approved” o “USDA Process Verified grass‑fed”, que es la garantía de que el corte de carne proviene de un animal orgánico.
Productos lácteos:
¿Vale la pena consumirlos? Sí, bastante
La razón: estudios han encontrado que la leche orgánica contiene aproximadamente un 60% más de ácidos grasos omega‑3 saludables para el corazón que las versiones no orgánicas, un beneficio que también se extiende al queso y al yogur. A las vacas lecheras orgánicas no se las trata con hormonas de crecimiento y deben mantener una dieta orgánica que no contenga subproductos animales.
Alimentos empaquetados o envasados:
¿Vale la pena consumirlos? Más o menos
La razón: El 95% de los ingredientes de un producto enlatado orgánico debe ser orgánico. Además, estos empaquetados no usan tintes sintéticos, algo que puede ser bueno para los niños, pero que no tiene un impacto comprobado en adultos.
Pescados y mariscos:
Si alguno de estos alimentos tienen un etiquetado que dice "orgánico" no hay que considerarlo serio porque no hay estándares de productos orgánicos para pescados o mariscos aprobados por el gobierno de los Estados Unidos. Lo mismo ocurre en los países de Latinoamérica.
Por último, el paso más importante es comer más frutas y verduras, ya sean orgánicas o no. En cuanto a la carne y los lácteos, si su presupuesto lo permite, opte por aquellos productos que no tienen antibióticos u hormonas añadidas.
Fuentes: Environmental Working Group (EWG), Consumer Reports, When to buy organic food, Organic.org, Organic World, Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA)