Las cifras son contundentes: en 2022 (los datos anuales más recientes) hubo
más de 2,3 millones de nuevos casos de cáncer de mama y 670.000 muertes por esta causa en el mundo. La incidencia también creció debido en parte a que cada vez se vive más y a ciertos hábitos del estilo de vida. Al mismo tiempo, la ciencia y la tecnología han permitido mejorar significativamente la prevención, la estrategia a largo plazo más rentable para el control del cáncer.
El cáncer de seno es el principal cáncer en las mujeres en todo el mundo y está aumentando particularmente en los países en desarrollo donde la mayoría de los casos se diagnostican en etapas tardías. En los Estados Unidos y el resto de las Américas aproximadamente
1 de cada 8 mujeres lo tendrá en su vida, independientemente de su raza o de su grupo étnico, según la Oficina para la Salud de la Mujer. También es la
causa más frecuente de muerte por cáncer entre las mujeres hispanas según datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Durante este mes de octubre, las organizaciones que luchan por bajar estos números hacen mayores esfuerzos para garantizar que todas las personas reciban la información y el apoyo que necesitan para convencerse de que la detección temprana es la clave para el control del cáncer de seno, junto con ciertos cambios en el estilo de vida.
¿Se puede prevenir el cáncer de mama?
La respuesta es dura: no hay una forma segura de prevenir el cáncer de seno, dice la Asociación Americana de Cáncer. Aunque hay acciones que pueden reducir el riesgo. Esto puede ser especialmente útil para las mujeres con antecedentes familiares sólidos o ciertos cambios genéticos. La razón principal es que este tipo de cáncer obedece a factores determinantes que no se pueden evadir, tales como:
El riesgo de tener la enfermedad aumenta con la edad, dado que la mayoría de los casos se detecta y diagnostica en mujeres después de los 50 años.
Origen genético: aquellas que presentan mutaciones o cambios heredados en ciertos genes, como en el
BRCA1 y el BRCA2, tienen mayor riesgo.
El historial reproductivo, como tener la menstruación antes de los 12 años y la menopausia después de los 55.
Tener mamas densas.
Tener antecedentes familiares de cáncer de mama o haber recibido tratamientos con radioterapia en el pecho antes de los 30 años.
Adicionalmente a la historia personal y familiar, hay otros factores de riesgo como el sedentarismo, el sobrepeso, el tabaquismo, el consumo de alcohol, la exposición a sustancias cancerígenas, o haber quedado embarazada por primera vez después de los 30 años y no amamantar.
Pero con el cáncer de mama no hay garantías. Hay mujeres que lo desarrollan sin tener factores de riesgo (y viceversa) y, aunque la mayoría de los casos se detectan en mayores de 50 años, las más jóvenes no están exentas: la enfermedad se puede presentar en menores de 45 años.
Esta realidad puede parecer desalentadora. Sin embargo, la detección precoz es la herramienta más valiosa con la que contamos en la lucha contra el cáncer de mama.
Cómo reducir el riesgo
No hay suficiente conocimiento sobre las causas del cáncer de mama, por lo tanto, la detección temprana de la enfermedad sigue siendo la principal medida. Cuando el cáncer de seno se detecta temprano, y si se dispone de un diagnóstico y tratamiento adecuados, existe una buena posibilidad de que pueda curarse. El reto es lograr identificar las células cancerosas en etapa temprana. Si se detecta pronto, se puede llegar de inmediato a un diagnóstico y a un tratamiento adecuado; esto se traduce en que las posibilidades de curación serán altas, así como las de sobrevivir.
Hay tres palabras clave para llegar a diagnosticar el cáncer de mama a tiempo:
pruebas de detección. Hacerse estos chequeos de forma periódica es la forma más confiable de encontrar el cáncer en sus primeras etapas, cuando los tratamientos dan mejores resultados.
La mamografía es la prueba más importante. Se trata de una radiografía de la mama que puede “ver” el cáncer en una etapa temprana, antes de que cause síntomas, como sentir un bulto, por ejemplo.
Aquellas mujeres que se hacen mamografías regulares tienen más probabilidades de que, si les detectan un cáncer, este sea pequeño, no se haya propagado fuera del seno y no necesite un tratamiento tan agresivo como una mastectomía (extirpar el seno) y quimioterapia; también tienen más probabilidades de curarse.
Para lograr un diagnóstico temprano, la Sociedad Americana de Cáncer recomienda que las mujeres que tienen riesgo promedio de desarrollar cáncer de seno, de entre 40 y 44 años, podrían comenzar a hacerse la mamografía cada año. Sin embargo, entre los 45 y 54 años este examen anual es un deber. A partir de los 55 la mamografía puede ser cada dos años
En el caso de mujeres que tienen alto riesgo de desarrollar cáncer de seno (tienen antecedentes familiares o mutaciones BRCA1 y BRCA2), deben hacerse mamografías anuales junto con una resonancia magnética a partir de los 30 años. Debe tenerse en cuenta que la resonancia es un complemento para la mamografía, no la sustituye. El especialista que lleve el caso puede decidir un plan de exámenes de detección más preciso según las circunstancias particulares.
Otras pruebas que funcionan para detectar el cáncer de mama son el ultrasonido mamario, que permite producir imágenes detalladas del interior de la mama usando ondas de sonido y la biopsia, una prueba que consiste en extirpar tejido o sacar líquido del interior del seno y estudiarlo. El médico es el que decide si se requiere este tipo de estudio, generalmente basado en lo que vea en las imágenes y en la historia familiar.
Ciertamente, no hay una forma absoluta de prevenir el cáncer de mama debido a que muchos factores de riesgo están fuera de control, como ser mujer y envejecer. Pero hay otros factores de riesgo relacionados con la alimentación y la actividad física que se pueden modificar para reducir el riesgo. Todas las mujeres, no solo las que tienen un mayor riesgo de cáncer, deben ser conscientes de que el sedentarismo, el sobrepeso y el consumo de alcohol son factores de riesgo del cáncer de mama también. Pero estos se pueden manejar.
En todos los casos, siempre hable con su médico sobre las mejores opciones para su salud y bienestar.
Fuentes: International Agency for Research on Cancer (IARC), Cancer Facts Sheets, Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), Instituto Nacional de Imágenes Biomédicas y Bioingeniería (NIBIB), Mamografías, Oficina de la Salud para la Mujer, Factores de riesgo del cáncer de mama, Organización Mundial de la Salud, Early diagnosis, Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO), Assessing & Managing Your Patient's Hereditary Cancer Risk, Sociedad Americana del Cáncer, Find Cancer Early