Se calcula que un 70 por ciento de la población sufrirá dolores cervicales a lo largo de la vida y, en muchos casos, esas molestias serán intensas y dificultarán llevar una vida normal. Sin embargo, las personas deben saber que el dolor de cuello tiene remedio.
Este trastorno, que no se considera grave pero afecta la calidad de vida, afecta en un año al
25% de la población. Aunque está presente en cualquier grupo de edad la mayoría de los estudios indican una mayor incidencia en las mujeres y un mayor riesgo de desarrollar dolor de cuello antes de los 50 años.
¿De qué hablamos cuando decimos dolor de cuello? ¿Son todos los dolores iguales? ¿Cómo se pueden evitar? En la mayoría de los casos, estamos ante un trastorno más o menos pasajero y solo en muy pocas ocasiones cabe hablar de un problema sistémico. Sin embargo, es necesario conocer a fondo este problema para saber cómo hacerle frente.
¿Qué es el dolor de cuello y por qué se produce?
Según el American College of Rheumatology, el dolor de cuello se produce por un uso excesivo de las estructuras de la columna cervical. La columna sujeta todo nuestro cuerpo, dándole firmeza, y en la parte cervical sujeta erguida la cabeza, que puede pesar hasta 5.4 kilos (12 libras). Basta con situar la cabeza en un ángulo de 45º con respecto al eje de la columna para que ese peso se convierta en 20 kilos (45 libras) aumentando notablemente el trabajo que hacen los músculos y huesos de la zona cervical.
Al trabajar la cabeza de forma antinatural, forzada o excesivamente tensionada, esos músculos y huesos acaban por sufrir y aparecen las molestias. Estos dolores son agudos y presentan episodios más o menos largos, si bien la mayoría de los casos no dura más de una semana y, como mucho, se prolongan tres meses.
A veces, el dolor se queda en la zona cervical y se manifiesta al mover la cabeza: girar hacia los lados y elevar o bajar la cabeza. En otras ocasiones, el dolor se extiende especialmente hacia un brazo, lo que se conoce como
radiculopatía, causando molestias cada vez que se mueve el brazo e incluso bloqueándolo parcialmente.
En algunos casos más graves, pueden aparecer mareos y pérdidas de equilibrio, lo que debe ser puesto cuanto antes en conocimiento de un médico.
Causas habituales del dolor de cuello
Los dolores de cuello pueden tener
varias causas, si bien las más comunes son posturales y están ligadas a los hábitos de las personas.
Mala postura al dormir. Es seguramente la causa más frecuente de los dolores cervicales. Una mala postura, un mal colchón, una almohada inadecuada… El cuello sufre una distensión muscular mientras se duerme, lo que acabará produciendo dolores que suelen ser muy molestos.
Ver televisión o estar ante una pantalla. Las malas posturas ante las pantallas de cualquier tamaño son otra de las causas habituales para un dolor de cuello. A menudo, las personas pasan muchas horas frente a computadoras o televisores, o simplemente leyendo. En ese tiempo, los músculos y huesos se quedan agarrotados por falta de movimiento y por soportar posturas forzadas, lo que desemboca en molestias y dolor.
Ejercicios bruscos o forzados. Los dolores de cuello también se originan en el ejercicio violento, un movimiento rápido y brusco del cuello que afecta a la musculatura y genera algún tipo de lesión. Este tipo de daños son frecuentes durante la práctica de deportes.
Caídas o accidentes. Las caídas repentinas y, sobre todo, los accidentes de tránsito producen un tipo de lesión que se conoce como
latigazo cervical y que produce fuertes dolores de cuello. Es habitual en impactos entre coches: uno es golpeado por detrás y sus ocupantes sufren un brusco y repentino movimiento hacia adelante, seguido por un fuerte rebote hacia atrás. Aunque los reposacabezas de los asientos previenen un exceso en ese movimiento, los latigazos cervicales son frecuentes y realmente dolorosos. A menudo, las molestias se presentan uno o dos días después del choque y también pueden aparecer rigideces.
Artrosis. Esta patología, frecuente a medida que avanza la edad de las personas, aparece porque los discos de cartílago que separan las vértebras se estrechan. Eso hace que en las vértebras crezcan unos espolones óseos que generan compresiones nerviosas y dolores en cuello y brazos.
Hernias. Una hernia de disco en la columna vertebral también puede dar lugar a dolores de cuello y brazos. En estos casos, los dolores serán más persistentes y agudos, y puede que sea necesaria alguna cirugía.
Estenosis espinal. Esta patología se produce cuando se estrecha el canal de la médula ósea por la presencia de bultos en los discos intervertebrales u otros elementos que reducen el espacio ocupado por la médula. Entonces, la compresión puede producir dolores de cuello en muchos casos.
Tortícolis. Otra causa habitual de molestias en la zona cervical es la tortícolis. Los expertos explican que esta afección se produce por
causas genéticas o por problemas del sistema nervioso. También puede aparecer sin razón visible y, por lo general, impide girar la cabeza hacia el lado afectado dolores de cabeza, hombros desnivelados y, por supuesto, molestias cervicales.
Tratamiento de los dolores de cuello
Lo más importante al tratar este trastorno es una buena diagnosis. Es necesario identificar la causa para descartar problemas más graves, como la artritis o la estenosis. A menudo son necesarias
pruebas como radiografías, resonancias magnéticas (MRI) y tomografías computarizadas, a fin de detectar con precisión el origen del problema.
Una vez localizada la causa del dolor, hay muchas formas de tratarlo. Las más habituales incluyen la fisioterapia o, simplemente, ejercicios auto administrados para relajar los músculos afectados. También se pueden recetar analgésicos o antiinflamatorios según el tipo de molestia. Los relajantes o analgésicos tópicos para músculos también pueden ayudar.
Otra recomendación habitual es aplicar calor seco a la zona afectada, como almohadillas eléctricas. También se pueden hacer ejercicios de estiramientos bajo un chorro de agua caliente y, en algunos otros casos, relajar los músculos con hielo.
Cómo evitar el dolor de cuello
La buena noticia es que el dolor de cuello es totalmente evitable. Por supuesto, los que proceden de malas posturas son los más fáciles de combatir: es suficiente con evitar esas posiciones para que remitan. Por ejemplo, algunos expertos de la Universidad de Harvard recomiendan
utilizar almohadas de plumas, que toman mejor la forma del cuello. Se pueden utilizar también las de espuma con “memoria” o
memory foam, que recuerdan la posición y el peso, sujetando mejor la cabeza. En general, se trata de mantener cabeza y cuerpo bien alineados, para que no haya posturas forzadas en el cuello.
Para las personas que padecen estos dolores por pasar muchas horas ante una pantalla el remedio es tan sencillo como levantarse periódicamente para estirar cuello y espalda. Un simple paseo puede ser suficiente.
Otras formas de evitar las molestias son:
Estilo de vida saludable. Es importante cuidarse y llevar una vida sana, con hábitos de sueño adecuados, actividad física y buena alimentación.
Rutinas de ejercicios. Acostumbrarse a practicar ejercicios que ayuden relajar los músculos del cuello es una buena idea. Se trata de practicar rutinas sencillas que permitan reducir el estrés que sufre la zona.
Dejar de fumar. El tabaco es un hábito pernicioso también para esta patología: está demostrado que predispone a sufrir dolores de cuello.
Reducir el sobrepeso. El exceso de peso es otra causa frecuente de dolores. Músculos, huesos y tendones tienen que soportar más carga de la que pueden aguantar y se producen las molestias.
Caminar para eliminar el dolor cervical
Entre los muchos ejercicios útiles para combatir los dolores de la zona cervical, los expertos recomiendan
caminar. Pero no caminar de cualquier manera, sino siguiendo unas pautas muy concretas de movimiento. Este ejercicio sencillo, realizado en forma consistente, puede corregir décadas de malas posturas arraigadas:
Mirar al frente. Si se camina mirando al frente, la cabeza estará erguida, facilitando una postura lo más recta posible.
Columna vertebral estirada. Al estirar la columna, los músculos de la espalda trabajan más, se equilibra la altura de los hombros y se echan hacia adelante los glúteos. Se trata de tener el perfil más recto posible.
Brazos flexionados y en balanceo. Al andar, se deben flexionar los brazos hasta 90º, dándoles un balanceo enérgico sobre la cintura, con los dedos semiflexionados, pero sin apretar los puños.
Movimiento de caderas. Se debe imprimir un leve giro de caderas, un balanceo que puede dar más potencia al paso.
Flexión de pies. Es importante que los pies, al apoyarse, se comben, levantando los talones y las puntas alternativamente. El truco es que una persona que camine detrás pueda ver las suelas de nuestros zapatos mientras caminamos.
Pasos cortos. Para evitar perder ese equilibrio, es mejor dar pasos cortos y medidos.
Equilibrar el peso transportado. Si se lleva algún tipo de carga, la mejor forma de hacerlo es en una mochila o macuto que cuelgue de los dos hombros. Si se lleva colgando solo de uno, se pueden producir desequilibrios y tensiones.
Adoptar una forma de caminar adecuada servirá para fortalecer los músculos del cuello, lo que ayudará a reducir notablemente los dolores cervicales. Cuidar la postura al dormir y al ver pantallas, y llevar un estilo de vida más saludable harán el resto.