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Salud Mental / Relaciones personales
Altruismo, o el heroísmo cotidiano de ayudar al otro
04 de julio 2024
Tiempo estimado de lectura: 6m
Manos adultos jóvenes multiétnicos

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Tiempo de lectura: 5 minutos, 4 segundos¿Qué es lo que nos hace buenos? ¿Qué nos hace malos? Las investigaciones han encontrado muchas respuestas a la segunda pregunta: el mal puede fomentarse mediante la deshumanización, la marginación, el autoritarismo, los sistemas injustos, la opresión, la violencia y el abuso, por nombrar algunas posibles causas.
Pero cuando preguntamos por qué las personas se vuelven buenas y heroicas, no hay una respuesta muy clara. Algunos sostienen que los héroes son aquellos que sienten más compasión o empatía; otros que tal vez hay un gen del heroísmo; o que podría tener que ver con los niveles de oxitocina, como sugiere el neuroeconomista Paul Zak, que dice que la llamada "hormona del amor" en el cerebro aumenta la probabilidad de ser altruistas y agradecidos.
No lo sabemos en realidad. Las conclusiones que han sacado los psicólogos que estudian y experimentan sobre las circunstancias que hacen que una persona saque su propio héroe interior se relacionan con esos valores. Pero ¿qué es lo que inspira a las personas a dar su tiempo, energía y dinero para procurar el bien de otros sin esperar recompensa y muchas veces a costa del bien propio?
El filósofo francés Auguste Comte acuñó el término "altruismo" en el siglo XIX para referirse a una doctrina ética que otorga un gran valor al hecho de ayudar a otros a lograr sus objetivos. El estudio del altruismo es una de las áreas de investigación más populares en las ciencias biológicas y sociales. Por eso una de las preguntas más importantes es acerca de qué lo causa.

¿Por qué las personas se ayudan entre sí?

El altruismo se define como la preocupación desinteresada por el otro. Significa hacer las cosas simplemente por el deseo de ayudar, no porque nos sentimos obligados o porque lo dicta una religión. La vida cotidiana está llena de pequeños actos de altruismo, desde dar de comer a un extraño, ayudar a un vecino que se siente mal, hasta dar dinero a las personas que no tienen hogar.  Las acciones que provoca suelen ser tan positivas para la vida de todos que los psicólogos están interesados ​​en comprender por qué ocurre.  
¿En qué se inspiran estos actos de bondad? ¿Qué motiva a las personas a arriesgar sus propias vidas para salvar a un completo desconocido? En otras palabras, la tendencia a ayudar a otros, ¿sería una característica básica de la naturaleza humana?

Algunas explicaciones

Los científicos han dado explicaciones diferentes a la cuestión de por qué existe el altruismo. Desde el aspecto neurológico hasta razones vinculadas con las normas sociales. Aquí algunas:
Razones neurológicas.  El altruismo activa los centros de recompensa en el cerebro. Los neurobiólogos han descubierto que cuando las personas participan en un acto altruista, los centros de placer del cerebro se activan.Un estudio de 2014 publicado en la revista Social Cognitive and Affective Neuroscience encontró que ser compasivos y bondadosos activa las áreas del cerebro asociadas con el sistema de recompensa. Los sentimientos positivos creados por las acciones compasivas refuerzan los comportamientos altruistas. La generación de la compasión fortalece los sentimientos positivos, sin ignorar la presencia del sufrimiento y la posibilidad de cambiar una realidad negativa.
Razones biológicas: Los científicos evolucionistas sostienen que el altruismo tiene raíces profundas en la naturaleza humana porque promueve la supervivencia de nuestra especie. De hecho, el propio Darwin argumentó que el altruismo, al que llamó "simpatía" o "benevolencia", es "una parte esencial de los instintos sociales". La afirmación de Darwin está respaldada por estudios recientes de neurociencia, que han demostrado que cuando las personas se comportan de manera altruista, sus cerebros se activan en regiones que indican placer y recompensa, de forma similar a cuando comen chocolate o tienen relaciones sexuales.
Razones ambientales. Los psicólogos han debatido durante mucho tiempo si algunas personas nacen con una tendencia natural a ayudar a otras, mientras que otras no, una teoría que sugiere que el altruismo puede estar controlado en gran medida por la genética.
Varios estudios cuestionaron esta teoría y descubrieron que la socialización tenía un grave impacto en las acciones altruistas en niños de 1 y 2 años. Demostraron que los niños que observan simples actos recíprocos de altruismo tienen muchas más probabilidades de ser bondadosos.  Dicha investigación sugiere que modelar acciones altruistas puede ser una forma importante de fomentar acciones compasivas en los niños.
INFOGRAFIA: Altruismo, o el heroísmo cotidiano de ayudar al otro
Normas sociales. Las reglas y expectativas de la sociedad también pueden influir y fomentar las conductas altruistas. Hay una norma de reciprocidad social que hace que una persona se sienta presionada a ayudar a otra si esa otra hizo algo por ella. Por ejemplo, si un amigo le prestó dinero, probablemente se sentirá obligada a hacer lo mismo en algún momento.
Razones cognitivas. Si bien la definición de altruismo implica hacer algo por los demás sin esperar recompensa, podría haber incentivos cognitivos ocultos. Por ejemplo, ayudar a otros ayudaría a aliviar nuestra propia angustia. Ser amables con los demás nos hace vernos a nosotros mismos como personas amables y empáticas.
Los investigadores sugieren que las personas tienen más probabilidades de participar en un comportamiento altruista cuando sienten empatía por la persona que está sufriendo. Se ha descubierto que los niños tienden a ser más altruistas a medida que se desarrolla su sentido de empatía.
Más allá de las teorías mencionadas, las razones subyacentes al altruismo seguirán siendo objeto de estudio de la psicología social. Los investigadores seguirán preguntándose si ayudamos a los otros por razones verdaderamente altruistas o porque hay beneficios ocultos para nosotros mismos que guían nuestro comportamiento bondadoso.
Hasta ahora la evidencia sugiere que tenemos tendencias profundamente arraigadas para actuar en cualquier dirección. El desafío es encontrar formas de ejercer los mejores sentimientos de nuestra naturaleza humana y de fomentarlos en nuestros hijos. Porque el mundo sería un lugar mucho más triste sin altruismo.
 Fuentes consultadas: University of Minnesota, “Understanding Altruism: Self and Other Concerns,” Greater Good Magazine, Berkeley University; What Is Altruism? Stanford Encyclopedia of Philosophy, “Biological Altruism”, Proceedings of National Academy of Science (PNAS), “Rethinking natural altruism: Simple reciprocal interactions trigger children’s benevolence”, Social Cognitive and Affective Nreuroscience, “Differential pattern of functional brain plasticity after compassion and empathy training”
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