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¿Existe el peso ideal?
06 de marzo 2020
El término “peso ideal”  comenzó a usarse de forma más o menos oficial, en hombres y  mujeres, en 1942. Fue entonces cuando la Metropolitan Life Insurance Company diseñó unas tablas ‑diferenciadas por sexos‑ con puntos de corte  en función de la altura y la complexión. Esas tablas  fueron modificadas en 1959, y en 1983. Se usan con relativa frecuencia en la práctica clínica, incluso en la actualidad, aunque hay quienes abogan por su adecuación.

El origen del concepto

El término “peso ideal” comenzó a usarse de forma más o menos oficial, en hombres y mujeres, en 1942. Fue entonces cuando la Metropolitan Life Insurance Company diseñó unas tablas ‑diferenciadas por sexos‑ con puntos de corte en función de la altura y la complexión. Esas tablas fueron modificadas en 1959, y en 1983. Se usan con relativa frecuencia en la práctica clínica, incluso en la actualidad, aunque hay quienes abogan por su adecuación.

El término “peso ideal”  comenzó a usarse de forma más o menos oficial, en hombres y  mujeres, en 1942. Fue entonces cuando la Metropolitan Life Insurance Company diseñó unas tablas ‑diferenciadas por sexos‑ con puntos de corte  en función de la altura y la complexión. Esas tablas  fueron modificadas en 1959, y en 1983. Se usan con relativa frecuencia en la práctica clínica, incluso en la actualidad, aunque hay quienes abogan por su adecuación.
Los valores de las tablas han sido criticados desde su aparición, no solo por la forma de establecer la constitución de una persona, sino por la idea de asociar la mortalidad con un peso concreto. Expertos han abogado  por desterrar los conceptos como ‘peso ideal, deseable u óptimo’, y centrar la atención sanitaria en aquellos individuos atípicos, como los muy delgados o muy obesos (sin restar importancia a otras variables del peso).
El Índice de Masa Corporal (IMC) que se emplea de forma masiva como indicador del pronóstico de salud de una persona, también ha sido cuestionado  porque su uso puede propiciar clasificaciones incorrectas. Por ejemplo,  considerar como personas cardiometabólicamente sanas a algunas que en realidad no lo están, y asumir  que no están sanas personas que sí  lo están. Otra debilidad es que no distingue entre la grasa y el músculo.
Un estudio llevado a cabo  por la Universidad de Navarra midió las consecuencias prácticas del IMC con base en más de 6.000 personas. Según la investigación, hasta un 29% de las personas consideradas delgadas según su índice de masa corporal serían obesas si se tuviera en consideración su cantidad de grasa. El estudio también planteó que el 80% de las personas que de acuerdo con el índice presentan "sobrepeso".
Si hay  un exceso de grasa en el organismo habrá más posibilidades de sufrir riesgo cardiovascular elevado y también, más riesgo de morir por cualquier causa. De igual forma, se ha probado que el exceso de grasa abdominal perjudica la salud aunque se tenga un peso y un IMC normal. Por lo tanto, se puede tener el "peso ideal" según tablas de referencia pero no estar sanos ni en forma si se tiene una barriguita prominente.
El  IMC puede arrojar datos erróneos en deportistas. De hecho, según los valores de "peso ideal" una persona entrenada puede tener sobrepeso. Esto se debe a que la gran cantidad de masa muscular que puede tener un deportista incrementa notablemente el peso, y ello, origina falsos resultados. Un deportista con bajo porcentaje de grasa, buena proporción de músculo y  sano, puede entonces, considerarse con sobrepeso.
También se puede  obtener un valor poco confiable en la báscula si ese día estas deshidratado o por el contrario has retenido líquidos, si te pesas con la vejiga llena o después de comer u otros factores que modifican fácilmente el peso de tu cuerpo.
Aunque mucha gente parece estar obsesionada con el peso, hay expertos que señalan que en realidad el peso no lo es todo: ni desde el punto de vista de la imagen, ni tampoco desde el de la salud. Hay personas que son consideradas obesas pero que están metabólicamente sanas. En algunos casos, incluso,  más que otras personas con un IMC adecuado.
El IMC es útil cuando se aplica en poblaciones porque es una forma de generar promedios y comparaciones y su cálculo es el más sencillo y práctico. Katherine Flegal, del Centro Nacional de Estadísticas de Salud, en Estados Unidos, cree que el problema es conceptual y advierte que el pronóstico del IMC corresponde únicamente al peso de una persona, no a su estado de salud. "El peso no es sinónimo de salud y tampoco es de mortalidad".

Otras teorías acerca del peso ideal indican que a veces la principal preocupación de muchas personas no es tanto lo que su médico les pueda decir, sino la presión a la que se ven sometidas por la insatisfacción que les genera la autopercepción de su imagen, y la culpa que se activa cada vez que se sube a  la báscula.

Juan Revenga, dietista‑nutricionista, biólogo, consultor, profesor en la Universidad San Jorge y miembro de la Fundación Española de Dietistas‑Nutricionistas, señala que el peso no es más que una variable al que se le ha trasladado una importancia excesiva. Es decir, el peso se ha convertido en la gasolina que usa  la moda y la cosmética. El experto recomienda no dejarse llevar por esas presiones y que la gente coma de forma saludable.
Hay expertos que aseguran que el peso sólo son kilos y poco dicen acerca de la salud de la persona, por lo tanto, concluyen,  el peso ideal no existe. Sin embargo,  el peso es un parámetro que se debe considerar aunque  no determine si se está en forma o si se está sano. Por eso aun no es posible decirle adiós a la báscula.
Academia Americana de Médicos de Familia
Biblioteca Nacional de Medicina
Oficina para la Salud de la Mujer en el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos
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