Los trastornos de ansiedad son la enfermedad mental más común. Por esa razón la atención primaria se está viendo cada vez más como el centro de interés en el cual se pueden detectar afecciones que tradicionalmente no forman parte de la práctica generalista. Esto permite intervenciones tempranas cuyo costo‑beneficio en términos de salud y dinero son indiscutibles.
Así lo ve el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos (US Preventive Services Task Force, USPSTF) que hace recomendaciones sobre la eficacia de servicios de atención preventiva específicos para pacientes sin signos o síntomas relacionados con una afección, con la meta de mejorar la salud y promover, eventualmente, la atención precoz.
Con este objetivo, recientemente el grupo recomendó que se realicen pruebas para detectar trastornos de ansiedad en la atención primaria en adultos de 18 hasta los 64 años, incluidas mujeres embarazadas y en la etapa posparto, que no presenten síntomas de esta afección.
Entre los trastornos de ansiedad se encuentran:
El trastorno de ansiedad generalizada
El trastorno de ansiedad social
El trastorno de pánico
El trastorno de ansiedad por separación
Fobias
El mutismo selectivo
La ansiedad no específica
Las pruebas para la evaluación inicial del grado de ansiedad o de la posibilidad de un trastorno de ansiedad son sencillas, básicamente el paciente debe responder a una serie de preguntas sobre cómo se siente emocionalmente y las cosas que lo preocupan.
¿Qué sucede cuando un paciente da positivo? Se requiere una evaluación adicional para determinar la necesidad de derivación o tratamiento, indica el grupo. Mientras que la mayoría de los resultados positivos de la prueba de ansiedad reflejarán ansiedad derivada de un trastorno mental para el cual se requiere una evaluación psicológica adicional, algunos síntomas de ansiedad serán el resultado de una condición de salud física, como por ejemplo una afección de la tiroides, exceso de cafeína o consumo de estimulantes.
Los médicos que realizan pruebas de detección de ansiedad en el entorno de atención primaria deben estar preparados para descartar estas posibles causas de ansiedad antes de derivar a un profesional de la salud mental.
La prevalencia general a lo largo de la vida es del 31,1 %. Las mujeres siguen presentando tasas de prevalencia anual más altas que los hombres, según el Instituto Nacional de Salud Mental de EE. UU. La prevalencia de cualquier trastorno de ansiedad en el último año fue mayor en las mujeres (23,4 %) que en los hombres (14,3 %).
Los trastornos de ansiedad generalmente comienzan en la niñez y en la adultez temprana, y los síntomas parecen disminuir con la edad. Algunos estudios epidemiológicos comunitarios indican que las tasas de trastornos de ansiedad son más bajas en adultos de 65 a 79 años, pero estos datos necesitan actualizarse.
En Latinoamérica y el Caribe, la tasa de prevalencia de ansiedad y depresión es del 32%, con diferencias sustanciales dependiendo del país.
Hablar de las emociones no es fácil
El tratamiento para la ansiedad debe tomar en cuenta la cultura y la identidad étnica de cada persona. En la comunidad latina y caribeña hablar abiertamente de las emociones no siempre es algo común. Por eso, terapias que han demostrado científicamente que funcionan, como la terapia cognitivo‑conductual (TCC), puede sentirse, al inicio, como hablar otro idioma. La conexión entre pensamientos, emociones y conductas no siempre es evidente, y esto hace necesario que los tratamientos incluyan un componente educativo claro y adaptado a estos grupos.
Además, es fundamental reconocer que las necesidades no son iguales para todos. La forma en que hombres y mujeres latinos expresan la ansiedad y responden a los tratamientos puede variar. Tratar la ansiedad significa comprender las barreras culturales, reconocer las diferencias de género y garantizar que el cuidado sea realmente inclusivo y adaptado.
El USPSTF reconoce que las decisiones clínicas involucran más consideraciones que solo evidencia. Y considera que los médicos deben comprender esta evidencia pero individualizar la toma de decisiones para el paciente o la situación específicas.
Esta historia se produjo utilizando contenido de estudios o informes originales, y de otras investigaciones médicas y fuentes de salud, y salud pública, destacadas en enlaces relacionados a lo largo del artículo. Actualizada en agosto, 2025.