Un
nuevo estudio comprobó que las personas humildes pueden regular mejor la ira y por esa razón tener menos momentos de enojo.
Los investigadores encontraron que los niveles más altos de humildad general y humildad intelectual se relacionaban con niveles más bajos de ira.
Estos hallazgos sugieren que una mayor humildad puede compensar los daños asociados con la ira.
¿Se puede aprender a ser humilde?
La humildad o la modestia no es algo inherente a la persona, por lo tanto, los expertos dicen que es un rasgo de carácter que se puede desarrollar. Además del hallazgo sobre la relación entre la humildad y el enojo, la
psicología positiva indica que:
• La humildad implica reconocer nuestras limitaciones y valorar las perspectivas de los demás, fomentando el crecimiento personal y la conexión.
• Practicar la humildad mejora el bienestar al promover la receptividad y reducir la actitud defensiva.
• Cultivar la humildad puede fortalecer las relaciones y mejorar el liderazgo al fomentar la colaboración y la empatía.
La investigación revela que el culto a la humildad no solo ayuda a los individuos, sino a las sociedades: la falta de
humildad cultural se asocia con la xenofobia, el miedo y el odio a los extranjeros. La humildad, en cambio, se asocia con la xenofilia: la atracción y el respeto hacia las culturas extranjeras.
Tres icónicos líderes históricos que practicaron la humildad: Gandhi, Nelson Mandela y la Madre Teresa.
Consejos para aprender a ser humildes
Aprende a escuchar. La humildad se demuestra al escuchar activamente las perspectivas de los demás y estar abierto a sus aportes.
Comienza a hacer preguntas. En lugar de asumir siempre que sabes la respuesta, demuestra disposición a aprender y reconocimiento de tus propias limitaciones.
Reconoce que tienes cosas que aprender. Aborda las situaciones con una mentalidad de aprendizaje y manténte abierto a recibir retroalimentación y orientación de los demás.
No presumas ni te jactes. La humildad implica restar importancia a tus propios logros y celebrar los éxitos de los demás.
Admite tus errores. Disculparse de inmediato y asumir la responsabilidad de tus errores demuestra humildad y disposición a aprender.
Colabora con los demás sin esperar recompensas o elogios. La humildad a menudo se expresa mediante actos de servicio, ya sea ayudando a un amigo, ofreciendo tiempo como voluntario u ofreciendo apoyo a alguien que lo necesita.
Dale crédito a quien lo merece. Reconocer las contribuciones de los demás y celebrar sus éxitos es una forma poderosa de practicar la humildad.
Evita las comparaciones tóxicas. La humildad implica aceptar tus cualidades únicas y no compararte constantemente con los demás de una manera que genere una autopercepción negativa.
Tómate menos en serio. Ser más tolerante contigo mismo y no tomarte cada situación tan en serio puede ayudarte a mantener una perspectiva humilde.
Fuentes consultadas: estudios científicos, American Psychological Association, Positive Psychology.