Casi la mitad de las personas que acuden a un hospital con síntomas de resfriado o gripe salen con una receta de antibióticos. Se prescriben en exceso, “por las dudas”, para tratar afecciones que no se curan con antibióticos. Cada vez es mayor el número de infecciones —neumonía, tuberculosis, gonorrea y salmonelosis— cuyo tratamiento se vuelve más difícil debido a que los antibióticos van perdiendo su eficacia. De nada servirá que se desarrollen nuevos antibióticos más poderosos si no se modifican los comportamientos actuales.
Es necesario que se cambie la forma de prescribir y utilizar los antibióticos y entender la gravedad del problema, advierte la Organización Panamericana de la Salud (PAHO) desde hace años. De lo contrario la resistencia a los antibióticos seguirá representando una grave amenaza a la vida de todas las personas, no importa la edad ni el país donde vivan.
Allí donde los antibióticos se pueden adquirir sin receta médica para uso humano o veterinario, la aparición y propagación de la resistencia empeora. En los países que carecen de directrices terapéuticas y controles, el personal sanitario tiene tendencia a recetarlos —y la población general a consumirlos— en exceso.
Otro aspecto importante del problema es que la resistencia a los antibióticos está incrementando los costos médicos, al prolongar las estancias hospitalarias. No es necesario dar más razones para crear conciencia de que es necesario un cambio de comportamiento. No solo del lado de los profesionales de la salud, sino también de parte de los pacientes, que deben ser responsables de reducir la propagación de las infecciones, a través de la vacunación, el lavado de las manos, la seguridad de las relaciones sexuales y una buena higiene alimentaria.
Cómo y cuándo debemos tomar antibióticos
Los antibióticos son medicamentos utilizados para tratar las infecciones bacterianas. Su uso correcto permite salvar vidas. Actúan matando las bacterias o impidiendo que se reproduzcan. La resistencia a los antibióticos se produce cuando las bacterias mutan o se transforman en respuesta al uso de estos medicamentos. Son las bacterias, y no los seres humanos ni los animales, las que se vuelven resistentes y pueden causar infecciones que son más difíciles de tratar.
Es importante tener en cuenta que los antibióticos no combaten las infecciones causadas por virus, como los que provocan resfriados, gripe, la mayoría de los casos de tos y bronquitis, los dolores de garganta, excepto que el causante sea una infección por estreptococo. Si un virus (y no una bacteria) es la causa de una enfermedad, tomar antibióticos puede provocar más daños que beneficios.
Para que los antibióticos puedan detener la enfermedad que causan las bacterias, deben tomarse en la cantidad indicada, el número de veces diarias indicado, y durante el tiempo indicado. Si deja de tomar el antibiótico antes de tiempo, las bacterias podrían reiniciar la infección.
¿Cómo nos afecta el exceso de antibióticos?
Una investigación reciente realizada por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) y Pew Charitable Trusts, reveló que al 39% de los pacientes que acudieron a un hospital sin previa cita le recetaron antibióticos para resfriado o gripe. Y cuando la consulta fue por afecciones respiratorias que tampoco requerían de antibióticos, el 46% recibió la misma receta. En consultas médicas regulares, de 9.2 millones de casos de resfriados, gripe y afecciones respiratorias que no se tratan con antibióticos, el 17% recibió la indicación de tomarlos. En las salas de urgencias, el 14% de las consultas se resolvió con antibióticos.
El uso excesivo de antibióticos está provocando que aumenten las llamadas superbacterias, que por ser resistentes al fármaco, causan infecciones difíciles de tratar; la prescripción excesiva que describe el estudio es una amenaza creciente para la salud pública. Los antibióticos, además, pueden eliminar bacterias que viven en el intestino y son necesarias para mantener el cuerpo saludable.
Si no se toman medidas urgentes aún las infecciones comunes y lesiones menores podrían volver a ser potencialmente mortales, advierten con preocupación las organizaciones de la salud e instituciones médicas.Spacer Snippet
¿Qué podemos hacer para cambiar esta situación?
Hay algunas prácticas sencillas que ayudarían en gran medida a combatir esta amenaza a la salud pública:
Pregúntale a tu médico si la infección que tienes es viral o bacterian y si necesitas antibióticos .
Dile que te preocupa desarrollar resistencia.
No presiones al médico para que te los recete "por si acaso".
Trata de prevenir enfermedades, en primer lugar, lavándote las manos, cubriéndote la boca cuando toses y obteniendo las vacunas apropiadas.
Si te prescriben antibióticos, tómalos según las indicaciones. Y nunca los compartas con nadie ni tomes las pastillas de otra persona.
Fuentes consultadas: