Se sabe, la escuela es como un gran petri dish, esas vasijas circulares que usan los científicos en laboratorio para cultivar y observar distintos gérmenes. En sus pasillos, aulas y patios circulan todo tipo de bacterias y virus.
El entorno infantil es ideal para la diseminación de microorganismos, porque los niños, especialmente los más chiquitos, tocan todo, comparten objetos, se meten los dedos en la boca y se rascan los ojos.
La familia y la escuela deben trabajar juntas para prevenir infecciones en los entornos escolares, que pueden luego fácilmente propagarse en los hogares, o viceversa. Hay que evitar, o quebrar, ese círculo vicioso.
Las siguientes estrategias pueden ayudar a prevenir la propagación de enfermedades infantiles comunes como gastroenteritis, resfriados comunes o influenza, y maximizar la participación escolar:
Tener todas las vacunas al día. La vacunación es la principal barrera de prevención de enfermedades transmisibles. Los planes nacionales de vacunación tienen un calendario de vacunas obligatorias para iniciar la vida escolar y mantenerse en el sistema. Muchas escuelas tienen clínicas de vacunación anuales que ofrecen algunas de estas vacunas. Los padres también deben informarse con sus pediatras sobre las vacunas, dónde están disponibles, y qué afecciones previenen.
Lavado de manos. Esta simple acción es una medida básica sanitaria esencial para prevenir enfermedades y evitar su diseminación. Los escolares deben aprender a edad temprana a lavarse las manos varias veces al día, en especial luego de utilizar el baño. Es tarea de padres y maestros que los menores incorporen y mantengan este hábito.
Estornudar de manera apropiada. Enseñar a los niños a toser y estornudar tapándose la boca con el codo o en un pañuelo desechable, nunca con la mano, es muy importante para prevenir la propagación de gérmenes. También deben saber que deben tirar el pañuelo desechable en la cesta de basura, nunca dejarlo sobre la mesa o el pupitre.
Uso de máscaras, de ser necesario. Crear un ambiente escolar donde el uso de mascarillas sea normal y bienvenido. Poner mascarillas a disposición de los alumnos y el personal escolar que quieran usarlas, tal vez porque tienen un simple resfriado.
Cuando estar en casa. Excusar a un niño de la clase si presenta fiebre, vómitos u otros síntomas como tos, dolor de garganta, estornudos o secreción nasal que le impidan participar en las actividades y requieran cuidados adicionales. El pediatra hará el diagnóstico e indicará cuánto tiempo debe el alumno faltar a clases. Establecer un plan para que el estudiante enfermo pueda recibir el trabajo y las tareas que se están haciendo en clase, para poder mantenerse al día académicamente.
Plan ante brotes. Contar con un plan de emergencia para virus estacionales y pandemias para ayudar a preparar a la comunidad escolar y minimizar las interrupciones del aprendizaje.
Limpieza en la escuela. El personal de limpieza debe desinfectar todas las superficies y limpiar la escuela al final de cada jornada. Como parte de esto, se deben manipular correctamente los productos e ingredientes al preparar las comidas, para prevenir brotes de enfermedades transmitidas por alimentos.
Aire limpio, escuela sana. Los sistemas escolares deben invertir en sistemas de aire que mantengan a la escuela limpia de gérmenes que circulan y se propagan por los sistemas de calefacción o aire acondicionado. También deben garantizar una buena circulación del aire natural y la ventilación.
Para mantenerse saludables, los niños deben dormir lo suficiente, comer alimentos nutritivos, practicar una buena higiene bucal y realizar suficiente actividad física para mantener sus cuerpos sanos. Los adultos también, lo mejor, siempre, es mantener saludable a toda la comunidad escolar.