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Por qué el sueño debe ser un elemento clave al evaluar la salud cardíaca
04 de septiembre 2025
Tiempo estimado de lectura: 4m
Aunque los patrones de sueño pueden ser un factor de riesgo para afecciones del dorazón, no siempre se incorpora, o se lo considera, como parte de la consulta clínica o especializada.

Getty Images

El sueño es un proceso fisiológico que todo ser humano necesita. Permite al cuerpo descansar, repararse y hasta rejuvenecer, y tiene profundas implicaciones para la salud sistémica, en particular para el sistema cardiovascular. Así lo destaca un artículo publicado en la revista Cardiology, del American College of Cardiology.
Sin embargo, muchas veces los patrones de sueño no se contemplan en la evaluación cardiológica o clínica del paciente como un factor a tener en cuenta para evaluar la salud cardíaca.
Junto con la dieta y la actividad física, el sueño es un pilar de la buena salud. Su función va más allá de la regulación del ritmo circadiano y abarca diversas funciones fisiológicas cruciales para mantener la integridad vascular y la función cardíaca.
Y esto es cierto tanto para los patrones de sueño óptimos como los deficientes ya que ambos tienen efectos sustanciales en la salud cardiovascular.
Desde hace tiempo, los expertos en el corazón intentan integrar de manera más contundente el análisis del sueño en la práctica clínica habitual. De hecho, así lo manifestó una Declaración Científica de la American Heart Association (AHA) de 2016.
Otro paso importante fue la inclusión del sueño en la lista de "Los 8 elementos esenciales de la vida", en 2022, que enfatiza su papel para mantener una presión arterial, colesterol y peso corporal saludables, todos ellos factores cruciales para la salud cardíaca.
Entre las afecciones vinculadas al mal dormir, la apnea del sueño, una de las más comunes, parece ser crítica para el sistema cardiovascular.
Las personas con apnea obstructiva del sueño (AOS) suelen roncar fuerte, su respiración se interrumpe y se detiene durante la noche, y pueden despertarse varias veces. Esto no solo causa cansancio, también puede aumentar el riesgo de hipertensión arterial, accidentes cerebrovasculares y enfermedades cardíacas, según indica un comunicado de agosto de la European Society of Cardiology, que analiza las ventajas y desventajas del tratamiento para esta afección.
Estudios longitudinales han establecido una fuerte asociación entre la gravedad de la AOS y resultados adversos como hipertrofia ventricular izquierda, arritmias y eventos isquémicos. Su prevalencia alcanza el 40% al 80% en pacientes con hipertensión, insuficiencia cardíaca, enfermedad arterial coronaria, hipertensión pulmonar y fibrilación auricular. La AOS se asocia fuertemente con un mayor riesgo de accidente cerebrovascular e insuficiencia cardíaca.
Entre los riesgos del mal dormir, pocas o muchas horas, no poder conciliar el sueño o no poder mantenerlo, está latente el riesgo de que se vuelva una afección crónica.
La privación crónica del sueño altera los procesos homeostáticos, lo que provoca un aumento de la actividad del sistema nervioso simpático, hiperactivación del eje hipotálamo‑hipofisario‑adrenal e inflamación sistémica.
Estas alteraciones tienen múltiples efectos secundarios, como la elevación de la presión arterial basal y la contribución a la rigidez arterial, lo que aumenta el riesgo de hipertensión y morbilidad cardiovascular.
La calidad del sueño, junto con su duración, también está relacionada con los resultados cardiovasculares. Un metaanálisis de siete estudios prospectivos con muestras de entre 2960 y 487.200 participantes y una media de seguimiento de 10,6 años examinó la asociación entre los síntomas de insomnio y las enfermedades cardiovasculares. El riesgo de enfermedad cardiovascular fue un 16 % mayor en quienes no tenían un sueño reparador, entre otros porcentajes preocupantes.
Un estudio más reciente demostró que la dificultad para conciliar el sueño, así como la dificultad para permanecer dormido más de dos veces por semana, se relacionaban con peores resultados cardiovasculares.
Los expertos del American College of Cardiology recomiendan lo siguiente para los proveedores de salud:
Detectar trastornos del sueño. Evaluar a los pacientes de manera rutinaria para detectar trastornos del sueño, especialmente la apnea obstructiva del sueño, que aumenta significativamente el riesgo cardiovascular.
Promover la higiene del sueño. Educar a los pacientes sobre buenas prácticas de sueño, incluyendo mantener un horario constante para irse a dormir y crear un entorno que promueva dormirse y el descanso.
Integrar métricas del sueño. Incorporar evaluaciones de la duración y la calidad del sueño en los perfiles de riesgo cardiovascular y los planes de manejo de afecciones.
Monitorear comorbilidades. Prestar especial atención a las afecciones resistentes (hipertensión, diabetes) y considerar que pueden ser causadas o exacerbadas por la falta de sueño.
Colaborar con especialistas. Remitir a los pacientes con sospecha de trastornos del sueño a especialistas en medicina del sueño para su diagnóstico y tratamiento.
Esta historia se produjo utilizando contenido de estudios o informes originales, y de otras investigaciones médicas y fuentes de salud, y salud pública, destacadas en enlaces relacionados a lo largo del artículo.
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