Tu salud bucal puede afectar significativamente a tu
salud general, por eso, es importante que aprendas a diferenciar los verdaderos peligros para tu sonrisas de los mitos o creencias que se han extendido durante el tiempo pero que no tienen sustento científico.
Mito: El hilo dental cura las enfermedades relacionadas con las encías
Explicación: El
hilo dental es un elemento fundamental para la higiene bucal, ya que ayuda a retirar los restos de comida y suciedad que se alojan en los dientes y encías. Sin embargo, no es una herramienta "mágica" que permite curar enfermedades.
Esto se debe a que no alcanza las zonas donde se producen las infecciones en las encías, sólo llega a 2 mm de profundidad, mientras que las infecciones se desarrollan a 4 mm.
Mito: El mal aliento es provocado sólo por los dientes
Explicación: Si bien es cierto que el mal aliento se genera por la descomposición de la comida que queda entre los dientes, es falso que esto sea la única causa. Otros responsables pueden ser:
Sequedad bucal: la falta de saliva puede permitir que se acumulen bacterias en la boca, lo que produce mal olor
Consumir ciertos alimentos: como ajo, cebolla o productos lácteos, entre otros
Mantener ciertos hábitos: como fumar y masticar tabaco, o beber alcohol en exceso
Padecer ciertas enfermedades: como reflujo gastroesofágico, gingivitis (enfermedad de las encías), sinusitis, infección de garganta, insuficiencia renal, problemas hepáticos o diabetes, entre otras.
Mito: Con la edad es normal perder dientes
Explicación: Si bien es cierto que la pérdida de dientes es más común en personas mayores, no es una consecuencia inevitable del envejecimiento. Distintos factores pueden causar la pérdida de los dientes, como la enfermedad periodontal, traumatismo, o incluso factores genéticos.
Para prevenir esto, es importante mantener una dieta saludable, una buena higiene bucal y, en caso de detectar un problema, recurrir al tratamiento temprano.
Mito: Los dientes amarillos son más débiles que los blancos
Explicación: Muchas veces las apariencias engañan, y este es uno de esos casos. Tener
dientes amarillos no significa que estos sean más débiles o proclives a sufrir enfermedades.
Algunos expertos advierten, por el contrario, que el uso excesivo y sin conducción médica de blanqueadores es capaz de eliminar la capa de esmalte que protege a los dientes, favoreciendo un ambiente propicio para enfermedades e infecciones.
Mito: Si se consume alimentos con azúcar en pequeñas cantidades no se dañan los dientes
Explicación: Aunque la cantidad de azúcar influye en el daño que se le puede causar a los dientes, la frecuencia del consumo de azúcar es un factor clave.
¿Por qué? Cada vez que consumimos azúcar las bacterias presentes en nuestra boca se alimentan de esta, y producen ácidos que atacan el esmalte dental, debilitándolo y creando pequeñas perforaciones que se pueden convertir en caries.
Mito: Sólo las bebidas y el tabaco son responsables de los dientes descoloridos
Explicación: Ciertas bebidas, como café, té o vino, así como el tabaco, son grandes culpables de la decoloración dental. Sin embargo, existen otras causas que pueden oscurecer el esmalte de nuestros dientes:
Alimentos: como salsas de tomate, bayas o remolachas
Medicamentos: como antibióticos o los que se usan en el tratamiento del cáncer
Edad: ya que con el paso del tiempo el esmalte se desgasta
Traumatismos
Genética
Mito: Las mujeres embarazadas tienen más problemas dentales porque el bebé consume el calcio de sus dientes.
Explicación: Este es un mito muy común, pero no tiene ninguna base científica. El calcio que necesita el bebé durante el embarazo proviene principalmente de la dieta de la madre y de sus huesos, pero no de sus dientes.
Sí puede ocurrir durante el embarazo que se experimente un
mayor riesgo de gingivitis y sensibilidad dental, debido a los cambios hormonales, y mayor riesgo de caries, a causa de los vómitos frecuentes que debilitan el esmalte. Aunque todo esto se puede prevenir con visitas regulares al dentista,
buena higiene bucal, un dieta saludable y equilibrada y evitar alimentos o bebidas azucaradas.
Mito: Los niños que se chupan el dedo no dañan sus dientes
Explicación: Chuparse el dedo suele ser una forma de autoconsuelo y un hábito muy común en los bebés y niños pequeños. Sin embargo, puede tener consecuencias negativas para la salud dental si se prolonga en el tiempo, provocando:
Alteraciones en la mordida: mordida abierta, protrusión de los dientes (inclinados hacia adelante) o mordida cruzada.
Problemas en el desarrollo de los huesos maxilares
Problemas de pronunciación
Los expertos señalan que es recomendable tratar de que los niños dejen este hábito alrededor de los 3 o 4 años, antes de que los dientes permanentes empiecen a salir. Para ayudar a que se deje de chupar el dedo es fundamental:
Paciencia y comprensión.
Refuerzos positivos
Crear hábitos alternativos para calmarse
Consultar a un profesional.
Este artículo fue producido por Tomás Vicente, periodista especializado en Salud.
Fuentes consultadas: Academia Estadounidense de Pediatría, Academia Estadounidense de Salud Oral y Sistémica, Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE. UU., Clínica Mayo.